Es difícil imaginar un planeta donde no existan las plantas, bosques ni selvas. Es que la naturaleza es fundamental para la vida y además es un estupendo pretexto para viajar y ver el mundo. Después de todo hay pocas cosas tan fascinantes como visitar los parques nacionales o los jardines botánicos que viven en los distintos países.
A pesar de que la UNESCO agrega cada año una colección de sitios en los que los protagonistas son los paisajes al aire libre, la urbanización y la sobrepoblación hacen difícil encontrar nuevas adiciones. Afortunadamente un nuevo concepto pretende fusionar dos elementos que, aunque opuestos, pueden coexistir perfectamente; se trata de la Ciudad-Parque Nacional, un término que hace referencia a aquellas urbes que tienen una gran cantidad de zonas verdes y una vida silvestre diversa, como en el caso de Londres.
Londres, ejemplo verde del mundo
El pasado 22 de julio la capital británica se convirtió en la primera urbe en recibir tal reconocimiento. El proceso de acreditación lo llevó a cabo la Fundación Nacional de Ciudades-Parque Natural (NPCF), organismo que pretende ampliar la lista de urbes verdes en los próximos seis años. Por el momento, quien busca la candidatura es Glasgow.
Ideada por el explorador Daniel Raven-Ellison, esta iniciativa busca conservar la vegetación y la vida silvestre y fomentar que los habitantes de una metrópoli adopten un estilo de vida más saludable y consciente. Los beneficios de llenar de espacios verdes una urbe son muchos. Después de todo las plantas limpian el aire, el agua, ayudan a enfriar el entorno y disminuyen las concentraciones de dióxido de carbono.
Londres tiene razones de sobra para merecer el título. Algunos estudios indican que en la ciudad hay la misma cantidad de árboles que personas; es decir, nueve millones. Además, cerca del 50% del área urbana luce verde o azul desde las alturas gracias a sus lagos, ríos, plantas y sus 3 mil parques públicos. Probablemente no exista un viaje lo suficientemente largo como para conocerlos todos; por eso hicimos una selección de los cuatro más famosos.
Hyde Park
Ubicado al oeste del centro de Londres (muy cerca del Palacio de Buckingham), este jardín público es uno de los ocho parques reales de la ciudad. Es un favorito de los deportistas, pues es ideal para correr, andar en bicicleta o incluso nadar en el agua fría del lago Serpentine.
Regent’s Park
Reconocido como otro parque real, este se encuentra en el centro-norte y es el más indicado para visitar con niños, ya que cuenta con amplias instalaciones de juegos infantiles y deportivas. Dentro del mismo sitio también se puede ir al jardín de rosas Queen Mary y al zoológico de Londres.
Hampstead Heath
Gracias a su elevación, este parque al norte de Londres ofrece una de las mejores vistas sobre la silueta urbana. Es frecuentado para hacer picnics, ver el atardecer y –en temporada de verano– refrescarse en alguno de sus lagos. Por otro lado, existe una laguna para realizar remo y un santuario de aves.
Greenwich Park
Al sur del Támesis uno llega a este otro parque real que, aunque es pequeño, no deja de ser fascinante. En él se pueden visitar el centro astronómico y el planetario del Observatorio Real, pisar el Meridiano Cero –establecido ahí en 1884– y conocer vestigios romanos de hace más de 1.500 años.
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Foto de portada: The Royal Parks.
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