Se sabe que Buenos Aires está repleta de teatros. Pero además de las grandes marquesinas sobre Avenida Corrientes y las carteleras que iluminan las callecitas trendy de Palermo se esconden, por toda la ciudad, pequeñas salas curadas por actores, directores y dramaturgos de gran trayectoria y prestigio en el mundillo artístico local. Sitios a los que no suelen llegar turistas y que funcionan como sedes creativas de producción y experimentación del mejor teatro de vanguardia.
Al fondo de un pequeño jardín con un rosal y un limonero, ubicado en el popular barrio del Abasto, se encuentra Zelaya. Su programación es bastante ecléctica. Según el mes puede verse desde un biodrama interpretado por vendedores ambulantes de Senegal hasta una performance con lecturas y música en vivo. Algo parecido sucede en Planta, un garaje enorme reconvertido en un lugar de producción escénica sin gradas ni butacas. No es para un espectador cómodo, pero sí para aquel que busca experiencias desafiantes con obras disruptivas que fluctúan entre la danza, el teatro y el cine de autor.
Otro espacio por donde transitan artistas y melómanos del teatro porteño es Casa Teatro Estudio. Aquí las funciones pueden transcurrir en la cocina, sobre la vereda o dentro de la sala para 35 personas. Sin embargo, las noches no terminan con los aplausos sino después, cuando sacan una heladera portátil con bebidas frías a la calle y se arma una especie de tertulia entre el público y los realizadores de las obras. Antes esta sala se llamaba El Elefante, pero en 2019, su creador, el consagrado director y dramaturgo Lisandro Rodríguez, decidió mudarse y abrir en una ex fábrica textil Los Vidrios, un laboratorio de producción escénica con una cartelera que incluye obras más íntimas de su autoría.
Cerca del circuito de teatros independientes más recorrido como La Carpintería, Espacio Callejón o el Camarín, en el barrio de Villa Crespo se encuentra Defensores de Bravard, cuna de jóvenes autores. Una factoría teatral y de formación que deviene en espectáculos producidos en la misma casa donde en una noche pueden presentarse hasta ocho piezas breves. Similar a lo que sucede en Microteatro, pero sin el sello for export.
Foto de portada: cortesía Los Vidrios.
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