Kitsilano es uno de esos barrios que destacan por su ambiente familiar, y le dan un sentido de comunidad a Vancouver. Aquí, algunas opciones para recorrerlo.
Qué hacer
Kitsilano Beach
Kits Beach, como se le dice de cariño, refleja perfectamente el estilo de vida vancouverita en el que uno puede ir a la playa el martes por la tarde saliendo de trabajar. Como está cerca de todo, es una de las escapadas más concurridas en cuanto empieza a hacer calor, tiene además una alberca de agua salada y varias opciones cerca para comer.
Kitsilano Beach, Getty Images.
De compras por la calle West 4th
La animada calle 4, entre Burrard y MacDonald, es perfecta para ir de compras: desde ropa para hacer ejercicio (Lululemon e Ivivva) o de excursión (Arc’teryx y Patagonia) hasta los sobrios diseños de Judith & Charles. No hay que perderse Ming Wo con todo para la cocina y Ayoub’s, con grandes vasijas persas llenas de frutos secos y nueces.
De compras por West Broadway
Al igual que la 4, West Broadway es la calle a dónde va la gente del barrio a hacer la compra: panaderías, fruterías, florerías y muchos cafés se alinean a ambos lados. Pero también hay algo para quienes vienen de visita, los favoritos son Kidsbooks (¡la mejor selección en libros para niños!), los chocolates de Thomas Haas y Stepback, una boutique de antigüedades y objetos vintage.
Hastings Mill Park
1575 Alma St.; +1 (604) 873 7000
Este discreto parque es una joya oculta. No tiene acceso directo a la playa, lo que lo hace un lugar menos concurrido, y la antigua tienda convertida en museo Old Hastings Mill le añade encanto. Conviene parar en uno de los sitios gourmet sobre Broadway (Parthenon, con comida mediterránea, o Be Fresh, de opciones veganas) y dirigirse a Hastings Mill Park para un día de campo con vista al mar.
Vanier Park
1000 Chestnut St.; T. +1 (604) 873 7000
Aquí hay varias atracciones que, aunque pequeñas, son ideales para un día lluvioso: el Museo de Vancouver con historia de la ciudad y el Centro Espacial H.R MacMillan. Pero lo que verdaderamente vale la pena en Vanier es el festival Bard on the Beach (bardonthebeach.org), que en verano ofrece una selección de obras de Shakespeare con un twist moderno.
Dónde comer
AnnaLena
1809 West 1st Ave; T: +1 (778) 379 4052; annalena.ca
La temática de AnnaLena es sobria y a la vez divertida: asientos de piel negra y construcciones en Lego. Pero la creatividad del dueño y chef ejecutivo Michael Robbins va más allá del estilo minimalista y monocromático del lugar, y se ve reflejada en sus creaciones que utilizan ingredientes del Pacífico. De postre, no hay que perderse la piel de pollo frito cubierta de chocolate.
AnnaLena
Noodle Box
1867 W 4th Ave; T: +1 (604) 734 1310; noodlebox.ca
Es una opción cómoda y rápida (ojo, no por eso poco sabrosa) cuando se trata de comida callejera del sureste asiático. La lista de platillos es reducida, pero cada uno se prepara al instante y a la medida de quien lo pide: escogiendo el nivel de picante y la proteína a añadir (hay opciones veganas y sin gluten). Todo muy abundante.
Maenam
1938 W 4th Ave.; T: +1 (604) 730 5579; maenam.ca
Angus An, el chef y dueño de Maenam, ha reinventando el concepto de lo que debe ser la comida thai, combinando los cuatro estilos de la comida tailandesa tradicional (picoso, salado y agridulce) con elementos locales, orgánicos y de temporada. No está de más aclarar que muchos lo consideran el mejor lugar de su tipo en Vancouver.
Au Comptoir
2278 W 4th Ave; T. +1 (604) 569 2278; aucomptoir.ca
Desde que abrió sus puertas en 2014, cada año ha ganado el premio al mejor restaurante francés casual, y no es para menos: su menú es auténtico, con platos atemporales y sin pretensiones. Por fuera podría pasar inadvertido entre el bullicio de la calle 4, pero una vez adentro, sus mesitas redondas, el piso de mosaico y sus meseros hacen que te sientas en un genuino bistro parisino.
Au Comptoir
The Oak Wood
2741 W 4th Ave; T: +1 (604) 558 1965; theoakwood.ca
El espacio es reducido pero muy acogedor y animado por las noches, sin duda una buena opción para salir a tomar algo de este lado del puente. Su cocina estilo bistro canadiense es ideal para pedir platos pequeños y compartir: como un poutine muy bien servido con brisket, polenta de ricotta, o una ensalada tibia de kale y betabel.
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