48 horas en Osaka (una guía práctica)
Una ruta por la capital gastronómica del país
POR: María Pellicer
La segunda ciudad más grande de Japón no es especialmente hermosa. Su encanto es menos obvio que el de su vecina Kioto y es por eso que descubrirlo es mucho más gratificante como viajero. Osaka, que es además la gran capital gastronómica del país, es también el sitio donde el carácter nipón se sale del molde: los osakeños no temen romper las reglas y son considerados los grandes cómicos del país. Para entender, pero sobre todo, para disfrutar de su ambiente, esta es una pequeña ruta infalible.
DÍA UNO
Tenjinbashi-suji
Hay que empezar por este pasillo comercial, el más largo de todo Japón. Se trata de una especie de calle peatonal repleta de todo tipo de locales, desde tiendas de ropa hasta farmacias, pasando por infinidad de puestos que ofrecen delicias callejeras. Un buen punto de partida es Nakamura-ya, un localito diminuto que siempre tiene fila y vende croquetas de papa. Suena simple y lo es, pero también es delicioso. La papa no está totalmente molida, lo que le da textura, y el capeado es crujiente pero no grasoso. Una croqueta se acaba en un par de mordidas y seguro hay espacio para varias más.
Se puede seguir en CAFE Osaka Chakai, un café que se especializa en matcha y cuyo dueño presume una hermosa colección de tazas de té de cerámica —un estante y un mapa indican de qué parte del país viene cada una—. El recorrido puede terminar en Umai-Ya, un puesto súper sencillo que se especializa, desde hace dos generaciones, en preparar takoyaki, una de las botanas más clásicas de Osaka. Estas bolitas de masa con pulpo se sirven por toda la ciudad y tienen fama de ser grasosas, pero aquí no.
En Umai-Ya, las bolitas van apenas barnizadas con una salsa casera, lo cual permite degustar el takoyaki, cuyo sabor es sumamente delicado —no por nada, madre e hijo son ahora estrellas del capítulo dedicado a Osaka de la serie “Street Food” de Netflix—. Para cerrar, vale la pena visitar alguno de los bares del pasaje comercial: espacios pequeñísimos donde los osakeños se juntan a compartir botellas de sake y pláticas interminables.
DÍA DOS
Dotonburi
El corazón comercial y social de la ciudad bulle todo el día con turistas y locales que van y vienen cruzando el río, haciéndose fotos y comprando y comiendo en cada puesto y restaurante. Sin embargo, detrás del bullicio se esconden tranquilos callejones, ideales para buscar el mejor okonomiyaki de la ciudad. Este platillo tradicional, cuya receta original se disputa Osaka con Hiroshima, es para la mayoría de los japoneses el mayor exponente del comfort food. Se trata de una especie de hot cake que se sirve con col, noodles, tocino y huevo. La mal llamada pizza japonesa es una de esas cosas que no se ve bien pero sabe, sorprendentemente, muy bien. En la versión de Osaka todos los ingredientes se mezclan y preparan en la parrilla. La cantidad de locales en Dotonburi que ofrecen este platillo es infinita, recomendamos entrar al tenga fila, incluso si eso implica esperar un rato.
Nakazakicho
Pocas cosas se disfrutan tanto en Japón como hallar un barrio como éste: pequeñito, estrecho y alejado del bullicio, donde es posible caminar y toparse con restaurantes y tienditas. Aquí la modernidad no existe. No hay ruido ni anuncios luminosos; en su lugar, los restaurantes montan pizarrones escritos a mano donde indican el menú del día y donde un simple flecha busca convencer a los transeúntes de aventurarse en un callejón muy angosto (tanto así que apenas una bicicleta podría pasar).
Hay que meterse en todas las callecitas, doblar donde parece imposible seguir y asomarse, sin ninguna pena, a todas las tiendas. Este es el barrio ideal para hacerse de recuerditos originales e irrepetibles. Cafe Muni puede ser un buen punto de partida para explorar el barrio. Hay que pedir café y alguna de las especialidades dulces, un tema que para los nipones es de suma importancia.
DÓNDE DORMIR
El Ritz Carlton Osaka es un hotel de diseño clásico y europeo, un estilo que atrae mucho a los locales, quienes aman visitarlo para tomar el té o disfrutar de sus distintos restaurantes, dándole así una vida única, siempre lleno y animado. Sus habitaciones tienen vistas espectaculares de Umeda y la estación del tren, y gracias a su gran ubicación es fácil encontrar cosas para hacer en los alrededores (el centro comercial de la estación del tren tiene literalmente todo lo imaginable). Imperdible: Hanagatami, el restaurante de especialidades japonesas donde, además de una barra de sushi, tienen otra que sirve el más delicado tempura.
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