Contra la malaria: de Uganda para el mundo
Brian Gritta, uno de los cinco laureados de los Premios Rolex a la Iniciativa, busca salvar miles de vidas con su innovador proyecto.
POR: María Pellicer
Empecemos con las cifras. Según el reporte presentado en 2019 por la Organización Mundial de la Salud, durante 2018 se registraron 228 millones de casos de malaria en el todo el mundo, lo que derivó en 405 000 muertes. Casi 94 % de estos fallecimientos ocurrieron en África, la región más afectada por esta pandemia, y 67 % de las muertes impactaron al grupo más vulnerable, los niños menores de cinco años. Estos son números que nos dejan helados. ¿Cómo es posible que más de 400 000 personas —la gran mayoría niños— mueran cada año por malaria, una enfermedad curable?
Un nuevo diagnóstico
La realidad es que en África —los países más afectados son Nigeria, República Democrática del Congo, Uganda, Costa de Marfil, Mozambique y Níger— muchos se han acostumbrado a vivir con esta enfermedad que padecen no una, sino varias veces durante su vida. Es el caso de Brian Gitta, un joven ingeniero ugandés que, después de infectarse en repetidas ocasiones y de ver cómo pasaba lo mismo con su familia, se dio a la tarea de encontrar una manera de diagnosticar rápidamente la enfermedad.
La malaria es un padecimiento tratable, pero cuando los protocolos para detectarla no son eficientes, los pacientes corren el riesgo de sufrir complicaciones que llevan a la muerte. Gitta detectó que muchos centros de salud solían experimentar una alta demanda, lo que colapsa su respuesta efectiva. Parte del “cuello de botella” lo crea la detección, que debe hacerse con una prueba de sangre que toma más de media hora en dar resultados. Gitta y su proyecto, Matibabu, han trabajado para crear un procedimiento no invasivo que utiliza luz y magnetismo para diagnosticar la malaria, y que es capaz de ofrecer resultados en menos de dos minutos. El sistema funciona a partir de observar cómo se ve una célula sanguínea infectada frente a una no infectada. Este método no solamente es 15 veces más rápido que uno tradicional, sino que recoge datos geográficos y estadísticos que son muy importantes para los gobiernos y centros de salud que buscan controlar las zonas de riesgo.
El camino hacia el Matiscope
Gitta cuenta que, además de muchos tropiezos para llegar al prototipo efectivo, otro de los obstáculos que ha encontrado con el Matiscope —así se llama el aparatito que inventó— es cambiar la percepción del paciente ante las nuevas tecnologías. Para muchos, el hecho de tratarse de un procedimiento no invasivo, donde no hay sangre involucrada, le resta valor. Conseguir que haya un cambio en esa forma de pensar también se ha convertido en parte del reto.
Gitta asegura que a lo largo de los años ha visto muchos avances en el campo de los medicamentos que se utilizan para tratar la malaria, pero muy pocos en el diagnóstico, por eso está convencido de que un proyecto como el suyo puede ayudar de manera definitiva a reducir los números de muertes por malaria. Por ahora, sus esfuerzos se centran en tres fases: la primera es trabajar en la eficacia del dispositivo, que de un 80 % deberá subir a un 90 %. La segunda será la producción y la tercera, la expansión.
Rolex y el conocimiento
El año pasado, Gitta fue uno de los cinco laureados de los Premios Rolex a la Iniciativa, un programa que desde hace 40 años apoya el conocimiento humano, la protección del patrimonio y la conservación. Gracias al apoyo económico, pero también a la difusión internacional, el proyecto de Gitta está cada vez más cerca de convertirse en una realidad. Más detalles de este y otros proyectos que mejoran nuestro planeta en rolex.org/es/rolex-awards.
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Fotos: Joan Bardeletti para ©Rolex.
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