MEX-NRT

Dos rutas aéreas conectan a México con Asia, pero la buena noticia es que una de ellas lleva directamente a Tokio, Japón.

POR: Redacción Travesías

27 Oct 2017

Recargar baterías

Tokio es un buen puerto de entrada a Asia pero después de 12 horas y media de vuelo, antes de hacer una conexión, lo mínimo que pide el cuerpo es un regaderazo. Narita ofrece a los viajeros regaderas y cuartos para siesta para recuperar los ánimos. Hay dos locales en cada terminal, antes y después del control de pasaportes y el precio por una hora va de los 1000 a los 2400 yenes (10-25 dólares).

Buena vista

Narita tiene algo que haría feliz a muchos viajeros pero que muy pocos aeropuertos ofrecen: decks de observación. Que mejor manera de matar el tiempo que sentarse al aire libre a disfrutar la vista de las pistas y entretenerse con los aviones que despegan y aterrizan hacia lugares lejanos. Hay un punto de observación en cada terminal (acceso entre las 7:00 y las 21:00 hrs.)

Comer

Hay que provechar que uno esta en Japón para comer como Dios manda. Las opciones de gastronomía local son muchas, pero nos gusta Tsukiji Sushi-Iwa (para los que disfrutan el pescado crudo) o Tatsu, con un menú más variado que incluye noodles y tempura.

¡Kanpai!

Hasta marzo del 2014, el gobierno japonés implementó una campaña para promocionar los destilados y bebidas alcohólicas hechas en Japón. En cada terminal del aeropuerto los viajeros encontraron un espacio donde se realizaron catas de sake y otros productos. Perfecto para decidir cuál es el favorito antes de pasar por el DutyFree.

Inicio Turbulento

Narita se proyectó como un aeropuerto que substituyera a Haneda (el más grande y transitado), que por su ubicación, muy cerca de la ciudad, no podía expandirse. El proyecto, que se anunció en 1966 causó tal polémica entre el gobierno y los residentes de la zona que la construcción no pudo iniciarse sino hasta 1971. El aeropuerto abrió en 1978, con mucha resistencia de los grupos que se oponían. Desde entonces, Japón prefirió recuperar tierras al mar en lugar de expropiarlas (como en el aeropuerto de Kansai, Osaka).

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