Día uno
- Por la mañana
Arrancar el plan desde temprano no resulta complicado: el aeropuerto Jože Pučnik recibe vuelos diarios directos desde Múnich, Viena, (una hora de trayecto) Bruselas y París (a dos horas).
Por tierra, Venecia está a dos horas, al igual que Zagreb, la capital croata. Muchas otras ciudades del noreste italiano, de gran parte de Austria y del sur alemán también están a la mano en automóvil, bus y tren.
Liubliana destaca como una de las economías boyantes de la región, además de ser un referente para la vida cultural de Eslovenia. Como primer acercamiento, elijo caminar por la Plaza Prešeren, donde lo que más miradas atrae son el Puente Triple bajo el río Ljubljanica, la imponente fachada color salmón de la iglesia de la Anunciación y la estatua en bronce del poeta esloveno France Prešeren, que da nombre a esta plaza. Durante los fines de semana los músicos callejeros animan a los visitantes que se relajan comiendo helado.
El Ljubljanica puede cruzarse a pie, y así llegar a la colina donde se encuentra el Castillo de Liubliana, desde donde puedes apreciar todo el paisaje de la ciudad. Fue construido en el siglo XII aunque cuenta con resturaciones posteriores.
En el interior, un amplio patio adornado por árboles ofrece el escenario perfecto para tomar un descanso, necesario después de la cuesta arriba. Este castillo medieval, al que también se puede llegar por medio de un funicular, ofrece un museo de sitio, además de un par de pequeñas exposiciones de arte. Si quieres mejorar aún más la vista, puedes subir al final de su torre principal.
Ljubljanica. Grajska planota 1.T. +386 (1) 306 4200.
- Por la tarde
Visitar el Lago Bled toma 30 minutos desde el centro de la ciudad. Es un sitio muy visitado por familias y quienes disfrutan de largas caminatas o de hacer deportes alrededor del lago. En el centro del agua helada, en un islote, está el templo a la Virgen de la Inmaculada Concepción que se puede visitar rentando un bote de remos.
Arropado por los Alpes julianos, el lago tiene para los visitantes restaurantes, bares, un centro de patinaje y kioscos.
El restaurante y hotel boutique A l’Art Bled es un clásico entre los visitantes. La cocina tiene un menú tradicional que utiliza productos de su huerto o de agricultores orgánicos. Se encuentra dentro de una construcción antigua que fue renovada en el 2012 y presume de una vista inmejorable hacia el pueblo y el lago Bled.
Si quieres llevarte un regalo original, busca una de las artesanías hechas con tablas de miel, que originalmente se usaron como tapa de las colmenas de abejas. Cuando su vida útil ha terminado, son pintadas a mano con dibujos que se inspiran en el arte medieval esloveno.
A l’Art Bled. Cesta Svobode 35.T. +386 (5) 908 0808.
- Por la noche
La zona de Metelkova alberga un centro cultural autónomo instalado en lo que alguna vez fue un cuartel militar de la antigua Yugoslavia. Hoy es un punto en el que convergen movimientos artísticos y musicales con las galerías más vanguardistas, y decenas de centros nocturnos que van desde los antros gay establecidos en edificios abandonados hasta los bares para metaleros.
El escenario invita a la improvisación: cualquier área abierta puede convertirse en zona de fiesta. Muchos jóvenes, con botas y chaquetas de cuero, se reúnen alrededor del estacionamiento principal y beben cerveza, tal cual, en la banqueta. Aquí es legal y seguro, la fiesta puede durar hasta muy avanzada la madrugada.
Para llegar, hay que tomar el tren hasta las estaciones Slovenske y Zeleznice, o desde la estación de autobuses Avtobusna Postaja. No es que recomendemos pasar la noche aquí, pero resulta interesante asomarse al Celica, un hostal construido dentro de una antigua prisión.
La veintena de habitaciones son celdas que han sido redecoradas, pero conservan los barrotes, ventanas aseguradas y otros detalles que seguramente le sacaran un susto al más aventurero. Por las noches organizan un pub crawl, recorrido de bar en bar por toda la zona, que por un precio que ronda los 14 y 20 euros incluye traslados y bebidas a karaokes, bares y discotecas. Es imprescindible tomarlo con actitud abierta para conocer los gustos de los locales.
Hostal Celica. Metelkova 8. T. + 386 (1) 2309 700.
Día dos
- Por la mañana
No hay nada como empezar el día con una larga caminata por Vintgar Gorge. Hay que tomar un autobús, que tarda media hora desde la capital.
El paseo a pie llevará en total unos 45 minutos, rodeando el río Radovna, entre un pequeño cañón con muros de piedra que van de los 50 a los 100 metros de altura, y que atraviesa viejos puentes de madera.
A lo largo del recorrido puedes ver impresionantes cascadas y los tonos verdes en la vegetación junto al turquesa del agua. Al final del recorrido el cuerpo siente cómo las rocas y el agua hacen descender la temperatura y la humedad dificulta un poco la respiración.
Para recuperarse, el restaurante Gostilna Vintgar sirve pescado fresco que viene del mismo río: sus precios son accesibles y transmite la tranquilidad de las cabañas.
Podhom 62. T. +386 (4) 5725 262
- Por la noche
La vida nocturna en el centro de esta capital se siente llena de juventud. Elegí empezar en una de las cervecerías conocidas como ‘pivnica’, con un buen trago de Lasko Zlatorog. Avanzando la noche, hay que visitar los bares ultramodernos y los sofisticados antros.
El club Zlati Zob es la elección de los que quieren disfrutar de un espectáculo mientras beben.
Cada noche hay un atractivo distinto que va desde una banda de jazz hasta un grupo de baile étnico, pero si quieres un ambiente más intelectual y encontrarte con los artistas locales, debes visitar el KUD France Prešeren, que también tiene su propio teatro y ocasionalmente presentan obras en inglés.
Para finalizar este viaje exprés, no puedes irte sin probar el asado de venado. El restaurante Zlata Ribica se especializa en las cenas.
KUD France Preseren. Karunova ulica 14. T. +386 (1) 2832 288.
Zlati Zob. Zaloska 69. T. +386 (1) 4056 310.
Zlata Ribica. Cankarjevo nabrežje 5. T. + 386 (1) 6208 834.