Pregúntale al vodka
En el célebre Musso & Frank’s Grill, el restaurante más antiguo de Hollywood, comieron y bebieron Charles Bukowski, John Fante y Susana Iglesias.
POR: Susana Iglesias \ ILUSTRACIONES: Luis Úrculo
En la primavera, el cierre de restaurantes y fronteras nos llevó a añorar y recordar esos sabores de viajes y comidas del pasado reciente o lejano. Movidos por el hambre de volver, invitamos a algunos escritores a compartirnos una comida memorable, un gusto que los haya acompañado en un viaje. Esta es la colaboración de Susana Iglesias.
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Fue un verano caliente, sin duda el mejor que he vivido. Las palmeras parecían hablarme todo el tiempo; ese cielo imposible de California, que nunca se va de mi cabeza, fue el telón de noches salvajes. Aquella tarde buscaba un lugar para tomar un Bloody Mary. La misión: evitar la cruda.
Pasé la noche en Hermosa Beach, en la casa de un pintor que conocí en un bar de Vine. Un poco borrachos todavía, entramos a la mar —no está mal escrito, pregúntenle a Hemingway—. Estaba oscuro, el amanecer me explotó en el rostro, después nos quedamos tendidos en la arena hasta ese momento exacto en que el sol se deslizaba suavemente, calentándolo todo. Pasamos algunas horas mirando a los surfistas; me preguntó si tenía hambre, dije que no. Mi idea era rodar sola por los bares de nuevo, continuar bebiendo. Le pedí que me llevara a mi pensión en Hollywood; su Camaro blanco me escupió en cualquier acera.
Musso & Frank
A pie, llegué al sitio donde alguna vez estuvo una librería de culto: Stanley Rose Book Shop. Pensé en Chandler, Faulkner, Fitzgerald, Saroyan, los imaginé bebiendo vino en la trastienda con Rose; eso cuenta la leyenda. Justo al lado encontré lo más cercano al amor: el Musso & Frank Grill, el restaurante más antiguo de Hollywood, que abrió sus puertas en 1919 con el nombre de François, hasta que lo cambió en 1923. El mármol en los interiores me excita, pero la madera empotrada hace volar mi cabeza. Madera oscura, portentosos gabinetes rojos, una barra impresionante que te obliga a pedir todas las pócimas, lámparas a media luz, camareros con chaquetas rojas y corbatas negras. El primer día pedí langosta y martinis en honor al temerario escritor John Fante; al día siguiente regresé, pedí cordero y champagne —adoro el sabor de una buena pinot—, y pensé en Bukowski. Era su plato favorito.
Encontré lo más cercano al amor: el Musso & Frank Grill, el restaurante más antiguo de Hollywood, que abrió sus puertas en 1919
Así pasé una semana entera, comiendo como una estrella de Hollywood, a veces patrocinada por hombres que se me acercaban porque les parecía una exótica rareza de abultados labios y piernas largas. Me sentí destinada a disfrutar todo aquello después de años duros. Todo es ficción.
Acodada en la barra, pude entender la literatura de dos fieros perros americanos: Fante y Bukowski. Han pasado algunos años desde la última vez que vi a la Señora Muerte bebiendo un Vodka Tonic a mi lado en aquella barra. Recuerdo la sonrisa de Rubén Rueda. Tuve el privilegio de ser atendida por él: murió en abril del año pasado; trabajó más de cincuenta en Musso & Frank, donde me emborraché hasta el delirio. Rubén me dijo que jamás había visto a nadie beber tanto vodka y tanta ginebra: “No sé cómo puedes hablar todavía, ni Bukowski bebía tanto, ¿cómo lo haces? Háblame de tu misterio”. Yo sólo me reía. Ni siquiera yo entiendo mi pacto con el alcohol.
Jäger, escritor, persona que me ha salvado más de una vez de morir, hoy me dijo por teléfono que mi mala fama de garganta profunda es hermosa: “No escuches a los moralistas, mantente ahí”. Durante años creí que aquel personaje de La hermandad de la uva, Angelo Musso, no existía. Hoy sé que todo lo que alguien es capaz de beber y escribir existe.
Susana Iglesias @vodkaybarracuda
Susana Iglesias es escritora. En 2009 fue la primera ganadora del Premio Aura Estrada, que la llevó a realizar dos estancias artísticas en Estados Unidos e Italia. En 2011 fue becaria del Programa de Jóvenes Creadores del FONCA, y desde hace algunos años mantiene una columna semanal en Milenio. Su primera novela, Señorita Vodka, la publicó Tusquets en 2013.
Luis Úrculo @luisurculo
Luis vive y trabaja entre la Ciudad de México y Madrid. Su formación en arquitectura siempre ha sido una influencia muy profunda y un punto de partida para su obra. Entre sus últimas exposiciones se encuentran Reconstructions en el Metropolitan Museum de Nueva York, Unseen Daily Life en el Tokyo Wonder Site de Japón, y una exposición individual en el Museo de Arte de Chile, Estados de reposo.
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