La infancia es fundamental para el desarrollo de todos los humanos. Esto se debe, entre otras razones, a que durante esa época se forman los hábitos de una persona. Desde las cosas más simples como aprender a vestirse o andar bicicleta, hasta universos más complejos como la fomentación de valores o la forma en las que las personas se van a alimentar el resto de su vida.
En honor a este último ejemplo, y porque las costumbres culinarias varían según el sitio en el que se viva, el fotógrafo Gregg Segal viajó por el mundo en busca de postales que retraten la forma en la que niños de distintos países comen.
Tras su proyecto 7 days of garbage en el que Segal fotografió a varias personas con el desecho que generaron en una semana, el artista quiso conocer los hábitos alimenticios que existen en los distintos rincones del planeta. Este interés se transformó en un nuevo libro de fotografía: Daily Bread.
Daily Bread
En este nuevo proyecto Segal nos muestra, en 120 páginas, imágenes de niños de todo el mundo posando junto a la comida que ingirieron durante una semana. Cada fotografía está acompañada por la historia del niño que aparece en ella, así como su contexto social y cultural. Para realizar las instantáneas los participantes tuvieron que llenar un diario en el que guardaron registro de todo lo que comieron durante siete días.
La imágenes nos enseñan la estrecha relación que existe entre la nutrición y la cultura dentro de un territorio geográfico. En conjunto los protagonistas de este proyecto nos muestran lo diferentes que somos pero también lo similares que nos estamos volviendo en una sociedad cada vez más globalizada. Algo curioso en esta serie de fotografías es que (contrario a lo que se podría creer) las dietas más saludables se encontraron en países con menos recursos.
Los hábitos alimenticios globales
Esto último tiene sentido con un estudio realizado en 2015 por la Universidad de Cambridge, en el que se clasificaron las dietas más nutritivas del mundo. En la lista aparecieron en los 10 primeros lugares, 9 países africanos. Parecería contradictorio que en un lugar donde la pobreza extrema es un fuerte problema, la alimentación sea mejor que en países de primer mundo como Estados Unidos.
Una posible explicación a este fenómeno es que mientras en naciones desarrolladas la comida rápida es práctica y barata, en lugares en desarrollo una pizza, por ejemplo, se considera más bien un lujo. En cambio sus dietas son ricas en ingredientes como: verduras, frutas, nueces, semillas, granos, pescado, legumbres y pocos alimentos procesados.
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