Legorreta®: visita a uno de los despachos más importantes de México
De aquí salieron los planos de las construcciones más emblemáticas del país.
POR: Diego Parás
Conocer el despacho de un arquitecto tiene dos propósitos principales. El primero es ver y entender el proceso creativo por el que pasan los proyectos terminados, los que están en obra y los que están por venir; desde que el arquitecto visualiza el edificio sentado en su escritorio hasta la elaboración de los planos y maquetas. El segundo, irónicamente, es ver todo ese procedimiento llevado a cabo en una de las obras más importantes para los arquitectos: sus oficinas. Por eso Club Travesías llevó a sus socios al despacho de Legorreta®, uno de los más importantes del país.
La visita empezó con un encuentro oportuno con Víctor Legorreta (hijo del fundador Ricardo Legorreta), quien ahora lleva las riendas de las oficinas. Los socios pudieron platicar con él, quien les dio la bienvenida antes de que llegara Dolores Robles, la guía del recorrido. Apenas uno entra a la recepción sabe en dónde está: el manejo del espacio, el uso de los colores y algunas esculturas de Mathias Goeritz gritan Legorreta por todos lados.
El despacho —como espacio— ha sufrido muy pocas modificaciones: los salones en donde iban los restiradores siguen igual, con la diferencia de que ahora se ocupan computadoras; pocos acabados han sido renovados y algunos cuartos han cambiado de función, pero básicamente la estructura sigue siendo la misma desde que se estableció en 1968.
Otra de las cosas que se han mantenido es la creación de maquetas, cosa rara en un mundo digital. Desde universidades en Egipto hasta nuevos modelos de manijas, todo tiene su maqueta para que los arquitectos (y los clientes) puedan visualizar y entender mejor cada proyecto —aun así se hacen “maquetas digitales” hiperrealistas llamadas renders, pero según el maquetista “no es lo mismo”—. Los socios pudieron saciar todas sus dudas con los encargados de este departamento y terminaron fascinados con el proceso artesanal de cada una de las ideas.
Después del recorrido por la oficina de Víctor, donde se originaron proyectos como la Torre BBVA Bancomer, la renovación del Papalote Museo del Niño y el cruce fronterizo entre Tijuana y San Diego CBX, los socios pasaron a lo que solía ser la oficina de Ricardo Legorreta, donde se originó el Camino Real de Polanco, el Centro Nacional de las Artes, el Banco Nacional de México y otras obras icónicas del país. Ahí mismo se presentaron los proyectos más importantes en la historia del despacho (presentes en África, Asia, Europa, Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica) y los planes para el futuro; mostrando así que el legado del padre está bien resguardado por su hijo.
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