Acapulco ayer y hoy desde su arquitectura
Desde las casitas de Las Brisas hasta las legendarias fiestas en el Baby’O, pocos destinos de playa en el mundo pueden presumir una historia como ésta.
Más allá de los recuerdos de un Acapulco vintage pleno, la Perla del Pacífico es hoy conocida por su exitosa apuesta por la gastronomía, la hotelería de lujo, los eventos deportivos y, últimamente, el bienestar.
Lo que debes saber antes de viajar
El clima de Acapulco y su costa son cálidos incluso en invierno. Entonces, ¿cómo elegir la temporada para viajar? Simple: evita los meses lluviosos. Los mejores son de noviembre a mayo.
Ten cuidado con los puentes: son fechas en que la ciudad explota de turistas y es posible que incluso te atores en el tráfico… del estacionamiento de tu hotel.
Lo imperdible
Recorre la zona de Acapulco Diamante, en dirección hacia Barra Vieja, si lo tuyo es el surf (y si no, de todos modos vale la pena). Ve a los clavadistas más osados recorrer 45 metros mar abajo desde los acantilados de La Quebrada. Aunque La Caleta se ha convertido en un destino hiperturístico (y por lo tanto, saturado de turistas), vale la pena conocerlo como parte del Acapulco tradicional.
Si lo tuyo son los deportes acuáticos y la adrenalina, este es el lugar perfecto (no pases por alto la tirolesa Xtasea, que cruza la bahía de Puerto Marqués y es la más larga del mundo, ni el el parque de cuerdas Xmonkey).
Cómo moverse
Del aeropuerto de Acapulco al centro hay unos 19 km. Por lo general, los viajeros optan por tomar un taxi o rentar un coche.
La mayoría de los capitalinos y mexicanos de estados vecinos prefieren viajar por carretera, ya que la distancia no es tan larga y se puede ir “puebleando”, haciendo escalas para comer o estirar las piernas en los pueblos cercanos (como Taxco o Cuernavaca).
Ya dentro de la ciudad, la movilidad en transporte público no es la más recomendable. El taxi o un coche (propio o rentado) son la mejor opción.
Desde las casitas de Las Brisas hasta las legendarias fiestas en el Baby’O, pocos destinos de playa en el mundo pueden presumir una historia como ésta.
No importa cuánto tiempo pase. El puerto nunca dejará de sorprendernos.
Con 263 habitaciones (todas con vista al mar), una lista de huéspedes que incluye lo mismo a miembros de la realeza que actrices, astronautas o políticos, y un ubicuo color rosa, bien podría decirse que Las Brisas es el último bastión en pie de la época dorada de Acapulco
Enclavado en la cima del risco más alto de toda la bahía, el histórico Hotel Flamingos es un museo viviente de la época dorada del puerto (con vistas increíbles incluidas).
En la mitad del siglo XX, Acapulco se transformó. Pasó de ser un pueblito de pescadores desolado a un destino mundial de descanso.
En 2001, Jennifer Clement recorrió el “viejo Acapulco” para descubrirnos una playa llena de nostalgia e historias que contar.
A este fenómeno se le conoce como bioluminiscencia.
Los cetáceos nadaron y salieron a la superficie cerca de una lancha de pesca deportiva a principios de enero.