Asegurar el derecho humano básico a la nutrición
La misión de Felix Brooks-church es acabar con la malnutrición que afecta a más de 2 000 millones de personas en todo el mundo.
POR: Diana Solano
Los Premios Rolex a la Iniciativa se otorgan a pioneros que se enfrentan a problemas sociales o medioambientales que requieren atención urgente. Sus soluciones, pragmáticas e inventivas, tienen el objetivo de preservar la riqueza de nuestro planeta, para que todos los seres vivos podamos gozar en paz y equilibrio de sus recursos. Felix Brooks-church es uno de los laureados de 2021, y con su proyecto desafía la desnutrición en el mundo, un costal de harina a la vez. La misión de Felix Brooks-church es acabar con la malnutrición que afecta a más de 2 000 millones de personas en todo el mundo. No es, en absoluto, un problema de fácil solución, pero el emprendedor social estadounidense ha inventado una ingeniosa máquina con la que puede lograrlo.
La base de sus operaciones se encuentra en Tanzania, una nación afectada —como muchas otras de la región— por la deficiencia de micronutrientes, en especial en las áreas rurales. Aunque se han establecido políticas gubernamentales destinadas a la fortificación alimentaria, las comunidades remotas consumen únicamente la producción de los molinos locales, que no reciben esos nutrientes adicionales. La harina de maíz es el alimento principal en muchas zonas del país y, aunque no es malo por sí mismo, carece de todo el espectro de elementos necesarios para una dieta completa. Su consumo exclusivo deriva en problemas que van desde bajo peso en los recién nacidos o muerte materna durante el parto hasta ceguera prematura en la adultez o debilidad del sistema inmunológico. Las cifras detrás de la malnutrición —también conocida como “hambre oculta”— son alarmantes: 16 000 niños mueren todos los días por esta causa; un millón de personas muere cada año por malaria que pudo prevenirse con una alimentación correcta; 200 millones de pequeños presentan discapacidad mental en los primeros cinco años de vida.
Brooks-church se dio cuenta de que había que llevar los nutrientes a cada rincón de Tanzania, donde todos —y en especial las madres y sus bebés— pudieran recibirlos y consumirlos como parte de su esquema cotidiano de alimentación. Y esto no podía ser esporádico o estar sujeto al azar. Debía ser constante, asequible y de fácil acceso. Lo que ideó fue de una sencillez asombrosa, tan simple y efectivo que podría calificarse de genial. La máquina dosificadora, de su propia invención, añade una mezcla de nutrientes vitales —vitamina B12, cinc, ácido fólico y hierro— a cada costal de harina de maíz que se procesa en las moliendas locales. La máquina raciona los nutrientes con gran precisión y su diseño, ligero y resistente, es compatible con cualquier molino estándar del país.
El equipo de Sanku —como se llama el emprendimiento social de Brooks-church— recorre el país para instalar las máquinas dosificadoras, y después puede monitorearlas de manera remota gracias a que están conectadas a internet. Esto permite, primero, corroborar que se encuentran en funcionamiento permanente y, segundo, atender las averías en caso necesario. Y, sobre todo, pone alimentos enriquecidos al alcance diario de cada familia tanzana.
Pero ¿de dónde salen los fondos para añadir esta mezcla de nutrientes? El modelo comercial ideado por Brooks-church es tan ingenioso como la propia máquina. Sanku compra costales de harina a bajo costo y después los vende a los molinos a precio de mercado. El margen resultante es más que suficiente para cubrir el costo de los nutrientes. El precio, en realidad, es sorprendentemente bajo: menos de un dólar por persona cada año. El proyecto, en consecuencia, resulta muy rentable, y los beneficios son inmediatos y tangibles: “Lo que hacemos —dice Brooks-church— no es sólo añadir nutrientes a los alimentos. Lo que hacemos también es asegurar un derecho humano básico a tener una buena nutrición”.
Hasta ahora, la invención de Brooks-church beneficia a dos millones de personas todos los días, y no sólo en Tanzania. Sanku ha llevado su tecnología a otros territorios de África Oriental: Ruanda, Kenia, Malaui y Mozambique, y el plan es continuar la expansión del proyecto a ritmo de un país cada año. Sólo en 2021 está previsto instalar 180 máquinas, y el apoyo recibido por Rolex permitirá llegar a 200 000 personas, gracias a la instalación de 40 dosificadoras adicionales. El cálculo es que, bajo el mismo esquema, 25 millones de personas puedan recibir alimentos fortificados diariamente para el año 2025.
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