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Una ruta por carretera para conocer lo mejor del mundo maya (y sus alrededores)

El mundo maya está lleno de descubrimientos fascinantes y para conocerla a fondo no hace falta más que un viaje en carretera.

POR: Iker Jáuregui

Centroamérica y el sureste mexicano albergan algunas de las joyas arqueológicas más impresionantes del mundo. Los mayas fundaron aquí sus ciudades y forjaron una de las culturas centrales de Mesoamérica. Aunque los milenios han cobrado factura, la maleza de la selva sigue escondiendo muchos secretos. Algunos restos del mundo maya aún sobreviven en estas latitudes y, para nuestra fortuna, pueden visitarse en un viaje en carretera.

Si bien el mundo maya llegó a abarcar un territorio cercano a los 300 mil kilómetros cuadrados, hoy podemos recorrer la mayoría de sus ruinas en una ruta por carretera. El camino conecta Uxmal con Tikal, haciendo una parada en Chichén Itzá, para terminar en la mítica Palenque.

En la península de Yucatán es posible encontrar ruinas por todos lados. Foto: Diego Berruecos.

Hay que atravesar cuatro estados mexicanos y pasar por tres países diferentes. Además de las ruinas mayas, por la ruta también encontrarás los paisajes de la selva Lacandona y el mar Caribe. Por si fuera poco, viajando en auto podrás parar en ciudades y pueblos imperdibles de la península de Yucatán y conocer nuevos destinos en Centroamérica.

¿Por dónde empezar?

Nuestra sugerencia para empezar, por ser entrada a la península de Yucatán y un destino menos concurrido que otros en el área, es Campeche. La capital homónima del estado colinda con importantes centros arqueológicos, como Calakmul a cuatro horas en auto o Edzná a menos de una. Pero, de cualquier forma, la “ciudad de las murallas” es un atractivo por sí misma.

Edzná es un destino imperdible para quienes buscan historia, cultura y buen clima. Foto: Wikipedia.

No hay que ir muy lejos para encontrar grandes opciones gastronómicas. Como cualquier ciudad costera, su cocina está privilegiada por una extensa diversidad de mariscos, en preparaciones tan extravagantes como los camarones rellenos de jaiba o el pan de cazón.

Repleta de historia, Campeche está declarada Patrimonio de la Humanidad. No puedes dejar de darte un paseo por el malecón, conocer la historia de piratería que obligó su amurallamiento y recorrer alguna de las haciendas a su alrededor.

La entrada al mundo maya

Desde Campeche, la siguiente parada en nuestra ruta es Uxmal. Hay que tomar la carretera rumbo a Mérida y, después de una hora y media en el camino, desviarse hacia el poblado de Muna, desde donde estarás a 10 minutos de la zona arqueológica.

Uno de los destinos más populares del mundo maya, Uxmal brilla por la cantidad de edificios que la conforman, sus altos templos y la impecable conservación que mantienen, siglos después de su esplendor en el Clásico Tardío (entre el 600 y el 900 d.C.).

Sus pirámides son las más representativas del Puuc, uno de los cinco estilos arquitectónicos mayas. Reconocible por la ornamentación de la parte superior de sus fachadas, sus techos bajos y la presencia de figuras de cascarón que representan serpientes o deidades como Chaac, el dios de la lluvia.

Los highligths sin duda son la Pirámide del Adivino y el Cuadrángulo de las Monjas, que no se parece a ninguna de las ruinas que encontrarás en otros lugares del mundo maya.

Para descansar después de una mañana bajo el intenso sol de la selva, lo mejor es complementar la visita a Uxmal con una estancia en Mérida. No necesariamente para huir del calor, porque en la capital yucateca probablemente encuentres temperaturas aún más altas, pero para al menos ahuyentarlo con la cultura de la ciudad, con su creciente oferta de entretenimiento y, desde luego, con su comida.

Nada como una parada en Mérida para conocer la historia colonial de México. Foto: Paulina Figueroa.

Es sabido por locales y visitantes asiduos que una de las mejores opciones para probar cochinita y lechón en la ciudad está en la taquería La Lupita. Si buscas algo más contemporáneo, sin perder la deliciosa esencia de la comida yucateca, el Huniik o el Kuuk son imperdibles. El postre obligado es un helado de Colón y para una salida nocturna hay que dirigirse al Salón Gallos.

Por supuesto hay que visitar las grandes casonas de Paseo Montejo para entender la historia de la ciudad y conocer su rostro más chic y boutique entre la creciente oferta de diseño, arte y moda de Coqui Coqui, Chuch o Casa T´HO. Por la tarde, cuando baje un poco el sol, puedes darte una vuelta por el Parque de las Américas e incluso hay formas de seguir nuestra ruta sin salir de Mérida, en el Gran Museo del Mundo Maya

Rumbo a la joya del mundo maya

Ningún viaje para conocer las ruinas mayas podría estar completo sin una parada por Chichén Itzá. Después de un par de días entre las calles coloniales de Mérida, es momento de regresar a la carretera y manejar cerca de dos horas con rumbo al este, para llegar a la quizá sea la zona arqueológica más importante de la península.

Las ruinas del sitio son una muestra del profundo conocimiento matemático, astronómico y geométrico que los mayas llegaron a desarrollar. El Observatorio, las mil columnas (que en realidad son 200) del Templo de los Guerreros y el Templo de las Monjas son algunos de los mejores ejemplos de las imponentes y calculadas construcciones que se extendieron por toda la zona durante el Clásico Tardío (800-1100 d. C.).

Pero, lo cierto es que Chichén Itzá es mundialmente famoso por el Templo de Kukulcán. Considerada una de las siete maravillas del mundo moderno, no se compara ni de cerca a las dimensiones de otras icónicas pirámides como la de Guiza o la del Sol. Sin embargo, su importancia histórica recae precisamente en los avanzados cálculos y técnicas que hicieron posible su construcción.

Chichén Itzá y Tulum son dos joyas del mundo maya a poco tiempo en carretera. Foto: Oscar Turco.

También conocida como El Castillo, la pirámide central de Chichén Itzá está llena de símbolos calendáricos, religiosos, astronómicos y matemáticos. Su estructura está dispuesta de tal forma que con cada equinoccio se produce un espectáculo inédito: el descenso de Kukulcán. Como producto de una inclinación atípica del sol, durante el atardecer aparece una proyección solar en forma de serpiente que parece ir bajando por una de las escalinatas del templo.

Un viaje en el tiempo

Después de conocer la maravilla del antiguo mundo maya, es momento de viajar al portento moderno de la península: Cancún. No por nada se ha mantenido como el principal destino turístico en México durante los últimos años. La ciudad vive una constante evolución para darse abasto entre los viajeros nacionales e internacionales que inundan sus playas sin importar la temporada.

A Chichén Itzá y Cancún los separan un camino de casi tres horas en coche, siguiendo la ruta hacia el este. En el trayecto además puedes hacer paradas en la ciudad colonial de Valladolid u otro sitio arqueológico en Cobá.

Cobá es un sitio arqueológico en Quintana Roo ubicado a 50 minutos de Valladolid. Foto: Unsplash.

Inmersión en la selva para llegar al corazón maya

Tras haber recorrido casi todo el viaje con dirección al este, es momento de empezar a descender al sur. Después de dos horas por la carretera costera 307, llegaremos a Tulum. La energía y la belleza natural han convertido lo que hasta hace poco era un pequeño pueblo en la Riviera Maya en un destino internacional.

Pero, mucho antes del hype actual, Tulum fue una importante ciudad maya. Como testimonio quedan sus ruinas, que datan de entre los años 546 y 1450 d.C. y constituyen uno de los sitios arqueológicos necesarios para conocer a fondo el mundo maya.

Las ruinas de Tulum se distinguen por sus pinturas murales, su muralla y, sobre todo, por la naturaleza que las rodea. Aunque puede que sus estructuras no sean tan espectaculares como otras de la región, ningún otro sitio arqueológico puede presumir la ubicación privilegiada de esta ciudad, con vista al mar caribe y acceso a playas de arena blanca que la hacen un destino único.

Cerca del pueblo y la zona arqueológica de Tulum, también vale la pena aventurarte en la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’An. Más de 650 mil hectáreas de selva y mar, habitados por cientos de especies como el pez león, el jaguar y el pecarí.

Más allá de México

Aunque muchas ruinas sobreviven en México, hay que cruzar algunas fronteras para seguir nuestra ruta. Afortunadamente, todo el mundo maya está conectado por un viaje en carretera y sólo hay que tomar el auto para seguir conociéndolo. Aunque ahora nos espera un trayecto un poco más largo.

Después de Tulum, nuestra siguiente parada es la zona arqueológica de Xunantunich, en la hermana república de Belice. Hay que seguir bajando hacia el sur por la carretera federal 307 y hacer una parada para dividir el viaje en dos ya que, de otra forma, estarás viajando por siete horas ininterrumpidas.

Nada como complementar un viaje en carretera por el mundo maya con una parada en Bacalar. Foto: Getty.

Antes de cruzar la frontera, tendrás dos buenas oportunidades para detenerte. La primera es Bacalar. A tan sólo dos horas y media de Tulum, su atractivo principal es, sin lugar a duda, la laguna de los siete colores. El sobrenombre no es ninguna exageración. Aquí convergen siete diferentes tonalidades de azul, formando un espectáculo natural único en el mundo. La laguna y el pueblo que la rodean son un destino imperdible para relajarse antes de seguir en la ruta.

Otra opción es Chetumal, la capital de Quintana Roo que, aunque quizá esté opacada por destinos como Cancún o Tulum, no deja de tener toda la magia del estado. Ahí puedes moverte al cercano pueblo pesquero de Calderitas, visitar su playas y sentarte en alguno de los restaurantes locales para comer mariscos tan frescos como se pueden encontrar. En Chetumal también puedes dar una vuelta por el malecón o visitar el Centro Cultural de las Bellas Artes para una visita cultural.

Desde ahí, al viaje a Xunantunich sólo le restan cuatro horas. Para seguir hay que cruzar la frontera con Belice, por lo que es importante que lleves tu pasaporte. Desde la frontera, hay que tomar la carretera norte y manejar durante 137 kilómetros, hasta llegar al poblado de Borrel Boom. De ahí, la carretera oeste te llevará hasta el Río Mopán que se tiene que cruzar en unos pequeños ferris manuales.

La zona arqueológica es una de las más populares de Belice, sobre todo por su edificio central: El Castillo. Con 40 metros de altura, esta pirámide es incluso más alta que el templo de Kukulkán en Chichén Itzá, y aunque la época de esplendor de la ciudad es historia antigua (en el Periodo Clásico, entre el 200-900 d.C.), sigue siendo una de las estructuras más altas de todo Belice.

Xunantunich es una antigua ciudad maya fundada al borde del Río Mopán. Foto: Wikipedia.

Rumbo a la recta final

Para llegar a nuestro siguiente destino hay que cruzar una nueva frontera y entrar a Guatemala. Lo que nos espera es una de las antiguas ciudades maya más imponentes de las que se tenga registro: Tikal.

A tan sólo dos horas de Xunantunich en auto hay que seguir la misma carretera oeste beliceña que se convertirá en la carretera 13 cruzando la frontera. Después de aproximadamente una hora y media llegarás al Lago Petén Itzá, donde puedes buscar alojamiento para pasar un día relajándote frente al agua y encontrar un buen lugar para comer.

Para llegar a Tikal desde ahí, sólo basta con tomar al norte por la carretera PET-3 durante media hora más. Esta antigua ciudad maya alcanzó su apogeo durante el Periodo Clásico y, como su tamaño indica (casi 60 mil hectáreas), fue un importante centro político, cultural y económico que, de acuerdo con algunas investigaciones, incluso llegó a tener intercambios con la lejana Teotihuacán.

La ciudad está claramente ordenada por diferentes calzadas que marcan la división de sus plazas y acrópolis. Varios conjuntos de estructura están seriamente deteriorados o han sido completamente destruidos, pero en la actualidad sobreviven miles de antiguas estructuras de entre las que destaca el Templo de la Serpiente Bicéfala, que con 70 metros de altura es una de las pirámides más altas de todo el mundo maya.

Terminar de regreso en México

Siguiendo los pasos del antiguo comercio maya, la siguiente parada lógica es de regreso en México. Durante el Periodo Clásico, Tikal estuvo intensamente conectada a Palenque. Hoy, la distancia entre las capitales del mundo maya se puede recorrer fácilmente por carretera, en el último tramo de nuestro viaje.

La carretera PET 13 en Guatemala lleva directamente a la frontera con México, en el poblado de El Ceibo. De ahí, hay que seguir por el camino a Tenosique, hasta llegar al Río Usumacinta, donde empieza la carretera que llevará a Palenque.

En el pueblo alrededor de la zona arqueológica podrás encontrar opciones para descansar después del largo viaje. Hay varias alternativas de hospedaje, como el Hotel La Aldea o Las Cabañas Kim Balam.

Aún siglos después de su esplendor, las ruinas de Palenque permanecen en excelentes condiciones y los visitantes aún pueden subir por las escaleras de sus estructuras. Hasta hace algunos años, incluso se podía bajar a la tumba de Pakal, al interior del Templo de las Inscripciones.

Otras estructuras como El Palacio, el acueducto o el conjunto de Las Cruces destacan entre las más populares de la zona arqueológica. En todo el complejo se distingue la decoración con bajorrelieves que narran la historia de la ciudad o pasajes del Popol Vuh que acercan a los visitantes al mundo maya.

El viaje en carretera por el mundo maya termina en Chiapas, donde no puedes perderte Palenque y San Cristobal. Foto: Camilo Christen.

 

Si estás considerando adentrarte en el mundo maya y hacer el viaje por carretera, te compartimos la ruta para que puedas seguirla a detalle y agregues otros puntos que consideres imperdibles.

Tikal será el punto más lejano que conocerás en la ruta. Foto: Getty.

Tikal será el punto más lejano que conocerás en la ruta.

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