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Una mirada al interior helado

El espeleólogo Francesco Sauro estudia los glaciares de los Alpes suizos para entender cómo y, sobre todo, por qué se están derritiendo las grandes masas de hielo de la Tierra.

POR: Diana Solano

Al estudiar el comportamiento del glaciar, especialmente durante el verano, Sauro espera tener información sobre cómo el cambio climático está afectando esta región. Foto: ©Rolex / Alessio Romeo.

Desde 1976, los Premios Rolex a la Iniciativa forman parte de la Iniciativa Perpetual Planet y han otorgado un reconocimiento a Iniciativas que transforman vidas y comunidades enteras para construir un mejor planeta para todos. Siguiendo los valores de calidad, ingenio, determinación y el espíritu emprendedor que ha impulsado a la compañía desde sus inicios, en Travesías presentamos esta serie de Guardianes del Planeta, con perfiles de socios y laureados con Premios Rolex a la Iniciativa.

No es necesario aventurarse a los rincones más remotos de la Tierra para conocer los efectos más evidentes del cambio climático; quizá baste con mirar debajo de la superficie. El geólogo italiano Francesco Sauro –quien se hizo acreedor al Premio Rolex a la Iniciativa en el año 2014– ha dedicado la última década a estudiar las aguas de la fusión del hielo en el corazón de Europa: los Alpes suizos, cuyos glaciares han entrado en una veloz fase de derretimiento. Esta zona, conocida en todo el mundo como uno de los mejores destinos de esquí, es también una de las más vulnerables del planeta.

El glaciar Gorner es la segunda masa de hielo más grande de los Alpes: un paraje de enorme belleza cuyas imponentes formaciones se forjaron durante decenas de miles de años. En la actualidad, vastas porciones de la superficie helada se pierden a gran velocidad, lo que pone en riesgo el entorno, pero también a las comunidades que viven en los valles aledaños y que se encuentran en constante peligro de inundación. Sauro, geólogo y espeleólogo que se ha internado en cavernas inexploradas de la Amazonia y de diversas islas del Atlántico en busca de los secretos de la vida, llegó aquí en 2014 con la misión de observar esas preocupantes transformaciones en el hielo y la geología. Algo estaba ocurriendo, eso era innegable, pero para Sauro era importante dejar de observarlo desde el terreno y conocer el problema a fondo.

En los últimos 15 años, el geólogo italiano Francesco Sauro ha dirigido 28 expediciones en América y Europa. Foto: ©Rolex / Alessio Romeo.

Con ayuda de tecnología de punta y acompañado por la experimentada asociación de espeleólogos de La Venta, Sauro comenzó a explorar el glaciar Gorner desde adentro, una misión que requiere mucha preparación, disciplina y valor. Las entrañas del glaciar, en especial durante el verano, cuando el derretimiento está en auge, son entornos muy desafiantes para la exploración, tanto por el flujo constante de agua como por el inminente peligro de colapso de las paredes de hielo. Cada paso dentro de estas galerías de hielo y roca debe calcularse con cuidado.

Sauro se ha valido de drones a prueba de golpes, equipados con un sistema de luz y fotogrametría, para llegar más allá de donde el equipo es capaz, así como para entrar por pequeñas brechas, y mediante escáneres láser ha podido reconstruir el entorno de manera digital. Estas imágenes tridimensionales de la configuración interna de las grutas –incluidas las rocas, los afluentes, los techos y muros helados– permitirán ver a detalle los cambios en las cavernas con el paso del tiempo.

La importancia de estos estudios radica en que dentro de un año las condiciones climáticas habrán cambiado y será imposible conseguir los registros. Foto: ©Rolex / Alessio Romeo.

La expedición más reciente de Sauro y su equipo se llevó a cabo en el verano de 2022 y se ubicó en la intersección de los glaciares Gorner y Grenz, una región en la que coinciden el hielo y el lecho rocoso del glaciar. Ahí comenzaron a estudiar diversos parámetros del agua para calcular la transferencia de calor. El trabajo relacionado con estas formaciones milenarias es ahora una carrera contra el tiempo. Sauro considera que aquello que estudie hoy habrá desaparecido dentro de un año: “Las cuevas donde trabajamos ahora en la oscuridad se abrirán a la superficie y las rocas verán la luz del sol”, lo resume. Esto se debe a que, como han descubierto, el agua de la fusión corre entre las rocas expuestas a la luz solar, lo que sube la temperatura del afluente hasta en 9 °C y, al infiltrarse por el hielo, calienta todo a su paso, lo que ocasiona un volumen cada vez más abundante de agua. A mayor agua derretida, mayor potencial para continuar derritiendo el agua que aún se mantiene en estado sólido. Así, poco a poco –o a gran velocidad– va quedando al descubierto el sustrato de roca.

La situación no es sencilla y no hay una solución rápida a la vista, pero Sauro y los espeleólogos que lo acompañan en su misión están comprometidos a mantener vivo el proyecto de monitoreo, el cual permite estudiar los glaciares como nunca se ha hecho antes, y obtener más información que ayudará a entender mejor los deshielos y hacer predicciones sobre el futuro de los entornos más frágiles de la Tierra.

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Sauro trabaja contrarreloj, en una labor que él cree que podría ayudarnos a entender y enfrentar mejor los cambios en estos ecosistemas. Foto: ©Rolex / Alessio Romeo.
 
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