La Ciudad de México es muchas cosas, pero no homogénea; su encanto multifacético se manifiesta en todo, desde sus habitantes hasta su arquitectura. Un gran ejemplo de esto se da en San Ángel, donde dos curiosas estructuras funcionalistas resaltan en medio de las casonas porfirianas. Se trata del Museo Casa Estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo, unas de las primeras obras del arquitecto y artista mexicano Juan O’Gorman. En una visita guiada por la directora del museo, Marisol Argüelles, los socios de Club Travesías pudieron conocer la genialidad —e importancia cultural— detrás de uno de los patrimonios arquitectónicos más valiosos de la capital.
El recorrido comenzó en la exposición 90 años del funcionalismo en México. En este mismo espacio se exhibe una réplica del mural Entre la filosofía y la ciencia, pintado por el propio O’Gorman en 1984, y una detallada maqueta del Museo Casa Estudio especialmente diseñada para que la gente invidente —y aquellos que no pueden visitar todos los espacios del museo— pueda conocer la casa gracias a que muestra tanto la fachada como los espacios internos. La visita continuó en el estudio de Diego, la construcción más grande del recinto que, gracias a su orientación hacia el norte y un enorme ventanal, se llena de una hermosa luz natural. Aquí se resguarda gran parte de su colección de piezas prehispánicas, así como una serie de obras de arte popular.
Después fue el turno de la casa de Frida, la cual está conectada al estudio de Diego por medio de un puente que une ambas azoteas en el cuarto piso (aunque el acceso es por la planta baja). Aquí todo, desde la cocina hasta la habitación principal, es más pequeño. Durante su estancia en este espacio, de 1934 a 1939, la pintora creó obras de gran formato, entre ellas La mesa herida, un cuadro del que hasta la fecha se desconoce su paradero.
Al final del recorrido nos aguardaba una sorpresa. Después de salir del museo y caminar dos cuadras llegamos a una residencia típica de San Ángel: fachada color terracota, enredaderas y puerta de madera. Es la casa donde Juan O’Gorman vivió antes de suicidarse, en 1982. En el interior, plagado de elementos funcionalistas, como el gran ventanal que da hacia el jardín, terminamos la visita con un pequeño y agradable aperitivo.
Foto de portada: Camilo Christen
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