Shinjuku: un pedacito del viejo Tokio
En uno de los barrios más urbanizados del mundo sobreviven seis callecitas llenas de diminutos bares que conservan el sabor del Japón de los sesenta.
POR: Redacción Travesías
Primero fue un bar de whisky, a unas cuantas cuadras de nuestro hotel, el que llamó nuestra atención. Se veía pequeño, pero acogedor, y estaba sonando jazz. Al entrar, el dueño nos explicó que era un lugar “estilo japonés” y que la tarifa obligatoria era de mil yenes. No fue hasta salir de ahí —tras un par de yamazakis en las rocas— que descubrimos que había otro bar al lado, y otro, y otro, y otro más.
En realidad eran dos centenares de bares hacinados en seis callecitas muy estrechas, todos mínimos, con espacio para no más de diez personas, y especializados en algún tema: ya sea jazz, punk-rock o hasta flamenco. Unos cobraban la entrada, otros no. El más pequeño de todos tenía espacio para sólo cuatro personas y, dentro, la dueña veía una telenovela a todo volumen a la espera de su clientela.
No entendimos la magnitud del fenómeno, aunque estábamos bastante entretenidos, hasta que encontramos, en una de las esquinas, un mapa, ¡un mapa!, de los bares: bloques y más bloques de localitos tocándose entre sí: ¿habíamos entrado a otra dimensión? Probablemente sí.
Estos miniespacios se llaman nomiya (lugar para tomar) y sobrevivieron a las demoliciones desde los años sesenta, manteniéndose casi intactos, algo especial tratándose de una ciudad que se renueva constantemente, una y otra vez.
La intimidad del espacio no te deja mucha alternativa, tienes que convivir con los demás: el barman es el protagonista de la noche y termina orquestando a clientes frecuentes con extranjeros en su intento por entenderse, una misión que tiende a fracasar y a resumirse en sonrisas cordiales seguidas por un coro de personas que se desean al unísono kampai (salud).
Especiales del mundo
Travesías Recomienda
También podría interesarte.