A lo largo de su joven pero promisoria carrera, el diseñador de iluminación Sebastián Solórzano ha trabajado más de lo que ha estudiado. Comenzó como asistente en una productora y luego pasó a trabajar para la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, creando la iluminación para el Centro de Producción de Danza Contemporánea.
Ya tenía una carrera bien encaminada y por ello fue elegido para darle un impulso con la iniciativa artística de Rolex Mentor e Protégé, que reúne a consumados maestros de diferentes disciplinas con jóvenes artistas para que colaboren durante un año a través de una mentoría individual.
El programa fue lanzado hace una década y se ha convertido en un diálogo enriquecedor entre artistas de diferentes generaciones, culturas y disciplinas. “En el momento que me llamaron de Rolex estaba de gira con una compañía de teatro, fue una gran sorpresa. Mi mentora, Jeniffer Tipton, es una leyenda en el mundo escénico, es casi como una hechicera de la iluminación”, cuenta emocionado Solórzano.
En el escenario, Solórzano intenta fusionar las texturas, los colores y las temperaturas de la luz con lo representado, con tal de obtener un resultado más sutil y a la vez envolvente.
“Trabajar con luz implica trabajar con una sustancia muy esquiva. A todos les afecta pero en general no es algo a lo que le pongas atención. Es una materia muy sutil pero muy poderosa”, reflexiona. A lo largo del programa, en sesiones en las que no fungía como asistente de Tipton, sino en las que más bien le acompañaba, intentó obtener lo máximo de su filosofía y análisis.
“Más allá de las cuestiones técnicas, es la estética lo que ella me ha aportado. Durante un año yo la seguí en las diferentes ciudades en las que estaba trabajando. Me convirtió en un testigo de su obra. Me dio la oportunidad de ver su proceso, en viajes que duraron hasta dos meses. Ella es muy versátil, hace danza, teatro, ópera, música; uno de mis objetivos es conseguir esa versatilidad, sobre todo porque yo también hago performance”.
Durante el proceso de Mentor et Protégé, los dos lograron aprender del otro, pero sobre todo, formaron una relación que Solórzano cree, trascenderá incluso después de terminado el programa. “Creo que nuestra relación fue un intercambio de miradas. Me obligó a poner mi mirada en su trabajo y yo le ofrecí mi punto de vista. Ambos nos llevamos algo muy valioso”.
El resultado se presentará en una pieza que inaugura el 6 de diciembre en el Teatro Julio del Castillo del Centro Cultural del Bosque. Solórzano diseñará la iluminación de algunos montajes de otros Protegés, así como un proyecto propio sobre el que está trabajando.
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