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Rentar o no rentar

Con todas las nuevas opciones de hospedaje, como Airbnb, la industria está cambiando.

POR: Esther González Jacques

En 2008 surgió Airbnb, un proyecto que revolucionaría el concepto de hospedaje por todo el mundo, compartiendo habitaciones en casas privadas a un precio justo. Además, la experiencia le permitiría al viajero ser parte del barrio en el que se establecía y hasta hacer nuevos amigos.

Previo al lanzamiento de Airbnb escuchamos de una plataforma similar: Couchsurfing, que proponía prestar un sillón a los extranjeros en busca de nuevos amigos y experiencias. Pero Airbnb llegó a poner las reglas, a plantear estándares y un sistema con beneficios económicos tanto para los que ofrecen un espacio como para quienes lo rentan.

Con el tiempo, las cosas se salieron de control. La compañía ha tenido que lidiar con fraudes de agencias que han aprovechado la plataforma para promocionar varias propiedades, generando una competencia desleal para la industria hotelera. Así, el sueño de una comunidad que presta sus casas para ganar un poco de dinero se desvanece.

En Barcelona, el gobierno local ya ni quiere negociar con Airbnb, porque no ha puesto un alto al problema de las agencias ilícitas. En Galicia, Londres, Francia y Amsterdam los acuerdos han limitado los anuncios de propiedades a uno por persona, con un tope de 60 o 90 días para rentar al año. Madrid está por pactar, y en Miami acordaron un impuesto al turismo del 6% sobre el valor de la transacción. En Nueva York, desde 2010, están prohibidos este tipo de alquileres, sin embargo, son posibles si se trata de una habitación en un departamento donde esté el dueño.

Ahora el gobierno México ha entrado también a la discusión: a partir del 1 de junio, quienes deseen alquilar un espacio pagarán un impuesto del 3%. Solicitamos una entrevista a la Asociación de Hoteles de la Ciudad de México para conocer su punto de vista y nos respondieron con un comunicado, que señala que el Consejo Directivo considera positivo el cobro del impuesto, pero no cree que sea suficiente.

“Se debe seguir trabajando para regular a los establecimientos que ofrecen servicios de hospedaje informal, pues no compiten en igualdad de circunstancias con los hoteles establecidos, pues el pago de servicios, impuestos y procesos de verificación, así como la carga impositiva y regulatoria, no son los mismos a los que está obligado un hotel”.

Los hoteleros en la Ciudad de México suelen cumplir con normas oficiales como la NOM-07-TUR-2002, que obliga a pagar un seguro de responsabilidad civil, además, cada tres años renuevan licencias de funcionamiento y ambientales, por lo que consideran que las medidas deben ser equitativas para cualquier hospedaje.

En este contexto veremos que las batallas para Airbnb continuarán. Como viajeros, esperamos que el proyecto de una comunidad global que comparte sus bienes y cultura prevalezca a favor de que exista un abanico de opciones de hospedaje que nos faciliten las formas de conocer el mundo.

No son los únicos
Existe un sinnúmero de plataformas para rentar una propiedad. Una de las más lujosas (verificada por Virtuoso) es One Fine Stay, con más de 2 600 casas privadas en Londres, Nueva York, París, Los Ángeles y Roma. Otras opciones son Home Away, Booking, Rentalia, Apartur, Wimdu y FlipKey.

 
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