Hasta hace unos días parecía que el mundo comenzaba a regresar a cierta normalidad desde que comenzó la pandemia, pese al repunte de casos de la llamada “tercera ola” de COVID-19 que se está viviendo en Europa, en países donde un importante porcentaje de la población eligió no vacunarse, sumado a la pérdida natural de inmunidad de quienes recibieron la vacuna hace ya casi un año y el relajamiento de las medidas de distanciamiento social.
Así, Austria y Alemania plantearon la necesidad de forzar una cuarentena en la población no vacunada de sus países (lo que en el caso alemán llevó a aumentar la demanda de vacunas por parte de la población), mientras que los Países Bajos promovieron una cuarentena parcial en su población. En el caso de Noruega y República Checa se está realizando una campaña de vacunación de refuerzo para los mayores de 18 años.
Aunque la tendencia a aumentar los controles con pases sanitarios, limitaciones para la entrada de los no vacunados, la obligatoriedad de presentar una prueba PCR negativa y otras medidas ya se vio en los países del hemisferio norte, donde la temporada de frío podría incidir en el aumento de enfermedades respiratorias graves (ya no sólo el COVID), no fue sino hasta hace unos días en que los países entraron en alerta. Fue la aparición de la variante ómicron, de la cual aún se desconoce tanto la potencial gravedad como la velocidad de contagio. Y si bien fue Sudáfrica, quien alertó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre esta nueva cepa, el día de hoy se dio a conocer que ya había sido detectada en los Países Bajos entre el 19 y 23 de noviembre.
Por el momento, Japón, Marruecos e Israel son los únicos países que decidieron implementar un lockdown completo, mientras que las medidas para el ingreso de extranjeros y nacionales provenientes de países del sur de África (Sudáfrica, Botsuana, Lesoto y Mozambique).
Para la OMS, la medida de cerrar por completo las fronteras puede tener un efecto contraproducente y no sólo a nivel económico y de recuperación de los países tras casi dos años de pandemia: podría desincentivar las alertas de nuevas variantes por parte de los países que las registren, dado el efecto negativo sobre sus poblaciones en cuanto a movilidad.
Aunque la variante ómicron se ha detectado en 38 países a la fecha, los únicos que han tomado la decisión de cerrar fronteras son Japón, Marruecos e Israel. La lista completa de los afectados por esta nueva cepa son: Estados Unidos, Japón, Suiza, España, Países Bajos, Sudáfrica, Botsuana, Italia, Canadá, Israel, Australia, Hong Kong (China), Nigeria, Corea del Sur, Arabia Saudita, Noruega, Holanda, Brasil, Dinamarca, Alemania, Reino Unido, Bélgica, República Checa, Francia, Portugal, Suecia, Austria, México, Nigeria, Ghana, Finlandia, Islandia, Irlanda, Argentina, Chile y Perú.
