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¿Qué le pasa a tu cuerpo en un vuelo de 12 horas?

Para muchos, viajar en avión es parte de una rutina. Sin embargo, pocos se preguntan, ¿qué sucede con tu cuerpo cuando estamos a miles de metros sobre el nivel del mar?

POR: Paulina Espinosa

Las condiciones en la cabina pueden tener efectos adversos en el cuerpo de los pasajeros.

Volar puede parecer un proceso sencillo y sin complicaciones, pero nuestro cuerpo no lo percibe así. Imaginen que nuestro sistema se expone a cambios de presión y oxigenación, distintos husos horarios y, encima de todo, se tiene que enfrentar al estrés que ocasiona pasar por migración y no perder las maletas. Así que, si la próxima vez que lleguen de un viaje se sienten cansados, no sean tan duros con ustedes mismos. Entiendan que hay muchas cosas pasando, las cuales a continuación vamos a explicar.

Cambios en la presión atmosférica = expansión de gases y disminución de oxígeno

Cuando el avión alcanza los 10,000 a 12,000 metros de altitud, se podrán imaginar que la presión del aire cambia de forma considerable. Y aunque las cabinas están presurizadas para reducir este cambio, la presión interna aún es más baja que a nivel del mar, lo que provoca la expansión de los gases dentro del cuerpo. ¿Qué significa esto? Que si sienten hinchazón abdominal, molestias en los oídos o incluso un poco de fatiga o somnolencia, todo es completamente normal.

En personas sanas, esto por lo general no pasa a mayores, pero entre quienes tienen problemas respiratorios o cardiacos esta falta de oxígeno puede ser más significativa. De hecho, es común que los pasajeros con problemas respiratorios puedan requerir oxígeno suplementario durante vuelos largos. Si bien la mayoría de las aerolíneas ofrecen este servicio, es importante notificarlo con anticipación.

Más sed de lo normal

El aire en las cabinas de los aviones es notoriamente seco, así que esto suele provocar cierta deshidratación, lo que puede manifestarse como sequedad en la piel, los ojos y la boca. La deshidratación también puede hacer que la sangre se vuelva más viscosa, lo que aumenta el riesgo de una trombosis venosa profunda, en especial en vuelos de larga duración.

Por ello se recomienda tomar agua regularmente durante el vuelo, dar algunos pasos en la medida de lo posible y evitar el consumo de alcohol y cafeína, ya que ambos pueden incrementar la deshidratación.

Lo anterior es fácil de contrarrestar bebiendo agua, usando cremas hidratantes y gotas para los ojos. Estos sencillos cuidados pueden ayudar a contrarrestar los efectos adversos de la deshidratación en el avión y te ayudarán a sentirte más cómodo durante el vuelo.

El jet lag: un desequilibrio en el ritmo circadiano

El temido jet lag se debe a que, cuando viajamos a través de varias zonas horarias, nuestro ritmo circadiano, que es el reloj interno del cuerpo, se ve alterado. La gravedad de éste varía según la cantidad de zonas horarias cruzadas y la dirección del viaje (volar hacia el este suele ser más difícil para el cuerpo que hacerlo hacia el oeste). Para minimizar sus efectos, lo ideal es ir ajustando tu horario de sueño gradualmente unos días antes del vuelo, exponerte a la luz solar al llegar a tu destino y evitar siestas prolongadas durante el día.

¿La comida sabe diferente en las alturas?

El secreto para entender la variación en los sabores radica en el efecto que la presurización de la cabina tiene en nuestro sentido del olfato, el cual está intrínsecamente ligado al sentido del gusto.

La comida en los aviones no sabe igual que en tierra y no es sólo por la calidad de los alimentos. Los cambios en la presión y la baja humedad afectan nuestro sentido del gusto y el olfato, lo que disminuye la percepción de sabores, especialmente los salados y dulces. Este fenómeno es tan conocido que muchas aerolíneas modifican sus menús para compensar la pérdida de sabor al añadir más especias y sal de lo habitual.

 
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