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¿Qué es realmente el slow travel?

Lo que nació como respuesta a la apertura de locales de comida rápida en Italia (el slow food) pronto impregnó la forma de viajar.

POR: Redacción Travesías

Foto: Tabea Schimpf para Unsplash

Italia ha sido la cuna de muchas cosas, incluida el slow travel: nacido como un derivado del movimiento del slow food, este tipo de viajes busca frenar nuestro impulso acelerado y consumista -inevitables de esta era- para devolvernos a la lentitud y la apreciación real de las cosas.

El slow travel no implica moverse lento, literalmente. Tampoco estacionarse en un destino por meses hasta difuminarse en el paisaje y en la vida local, sino establecer un contacto auténtico con la experiencia de estar en ese sitio, conocer a su gente, observar su modo particular de relacionarse y vivir, y hacerlo sin prisas.

Foto: Holly Mandarich para Unsplash

Es decir, poder pasar una tarde entera en un café mirando el trajín de una calle, en lugar de llevar una agenda apretada de museos, galerías, conciertos y parques para regresar exhausto y saturado de imágenes y sensaciones a un cuarto indiferenciado de hotel.

El slow travel es, entonces, un viaje hacia el presente: la intención esencial es estar en el momento en que se está, contra la versión contemporánea de los viajes: ver y hacer más en el menor tiempo, casi como si estar de vacaciones fuera un trabajo. Es esa cualidad de estar presente lo que convierte a la experiencia en algo subjetivamente más rico: los días duran más, se aprende mejor de la cultura visitada, se disfruta de la comida, se siente la reconexión con el ritmo natural de la vida.

Foto: Caleb Jones para Unsplash

Lo mejor

  • Despídete del agotamiento del turista. Con un slow travel no necesitarás un descanso después de las vacaciones. Al tomarte el tiempo necesario para recorrer el lugar sin correr de un lado a otro evitará que te sientas sin energía.
  • Vivirás una experiencia de calidad, memorable: tan sólo en lo gastronómico, conocer el mercado de la ciudad, encontrar ingredientes nativos de la región y después experimentar con ellos te permitirá sentir sus sabores y creará una mejor conexión con el destino.
  • Te darás cuenta de que para comunicarte no es necesario dominar el idioma: cuando nos conectamos con el presente y el otro, el idioma deja de ser una barrera infranqueable. Los humanos estamos diseñados para conectar también por medio de los gestos y la empatía.
  • Podrías experimentar una sensación de estabilidad al momento de enfocarte en los detalles que hacen especial a ese lugar.
  • Por último, y no menos importante, el slow travel también es una forma de reducir el impacto negativo ambiental de los viajes, ya sea por medio del consumo local, como por no caer en la compra compulsiva y otras actividades frenéticas (tours por la ciudad, recorridos de largas distancia en poco tiempo).
Foto: Agus Dietrich para Unsplash

¿Es para ti?

Considera encontrar las respuestas concretas a las siguientes preguntas antes de aventurarte y hacer un slow travel.

  • ¿Cómo es tu temperamento?
  • ¿Prefieres conocer Berlín, París y Amsterdam en una semana o pasar siete días en una playa de Croacia?
  • ¿Qué esperas de un viaje? Por ejemplo, conexión, descanso, inspiración, o completar tu bucket list, ir de compras, etc.

Lo cierto es que para vivir la experiencia de viajar lento, no necesitas ir muy lejos de casa, puedes empezar por un destino cerca de ti para entender mejor el concepto y saber si es para ti.

 
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