Si bien toda Latinoamérica presenta hoy en día una fusión arquitectónica entre la herencia indígena y las construcciones coloniales, nuestro país es uno de los mejores referentes. Y aunque muchas veces estos tesoros históricos se esconden en las ciudades, otros más se encuentran protegidos por el INAH, institución que recientemente agregó al pueblo maya de Tihosuco en el acervo de Monumentos Históricos en México.
Localizado en Quintana Roo, a una hora de camino al sur de Valladolid, este destino es casa de 31 edificios patrimoniales que fueron construidos entre los siglos XVII y XIX; entre ellos, edificaciones religiosas como el Templo del Niño Jesús, obra iniciada por la orden de los franciscanos a finales del siglo XVI y terminada en su totalidad hasta 1839. Además, dentro de la Zona de Monumentos Históricos están exconventos, cementerios, escuelas y construcciones civiles que actualmente albergan sitios de interés como el Museo de la Guerra de las Castas o la Biblioteca Pública.
Dado que la intención de la declaración de Tihosuco como Zona de Monumentos Históricos es conservar la memoria arquitectónica del lugar, se invitó a los locales a preservar el patrimonio maya; sobre todo, se hizo un llamado a no dejar extinguir su lengua que, aunque hoy existan unos 700 mil hablantes en México, está cayendo en desuso (del 2003 al 2019, este número ha disminuido un 30%).
Un pueblo de importancia histórica
La ubicación de Tihosuco, casi en la frontera entre Quintan Roo y Yucatán, lo volvió un sitio clave en cuanto a religión, comercio y política. Por un lado, era la capital del cacicazgo de Cochuah y, más tarde, actuó como la base de los franciscanos durante sus misiones de evangelización. Asimismo, se cuenta que los filibusteros Lorencillo y Nicolás Agramont saquearon las riquezas del pueblo en 1686 (un año después de haber asaltado el puerto de Campeche).
Sin embargo, esta posición central implicó también la gestación de la Guerra de las Castas, un enfrentamiento que imperó el territorio peninsular de 1847 a 1901. Se debió, principalmente, a los mayas de la región Sur y Este de la península que se rebelaron contra los españoles instalados en el occidente (en ciudades como Mérida) para reclamar sus derechos.
Para los primeros años del siglo XX, el pueblo quedó muy dañado y descuidado, por lo que mucha gente abandonó las tierras. Conforme se fue poblando la Península de Yucatán, diversos campesinos locales redescubrieron Tihosuco y se toparon con decenas de construcciones antiguas y una que otra deteriorada. Más que demoler los restos y reconstruir el pueblo, comprendieron el simbolismo que cargaba cada piedra caída y decidieron conservarlo, tal como lo encontraron, como una evidencia de la historia de la región y de la comunidad maya.
Sigue a Paola en Twitter.
Foto de portada: INAH
***
También te recomendamos:
Encontraron en Mérida un cenote con fósiles de hace 20 millones de años
Se abrieron al público las pirámides más viejas (y raras) de Egipto
Descubrieron un asombroso caserío teotihuacano en Chapultepec