Nada tan estremecedor como la guerra, mucho más cuando parece estallar de la nada. Así, al menos, vivió en estos días la mayor parte de Occidente la invasión rusa a Ucrania, situación que ha causado sorpresa y perplejidad. Y no es que no se estuviera hablando del conflicto entre ambos países en las noticias, sino que nadie esperaba este desenlace.
Liliana López, periodista especializada en gastronomía y colaboradora de Travesías, estuvo hasta hace dos semanas en la capital rusa en un evento gastronómico: “Mi regreso fue el 16 de febrero. En ese momento se hablaba de las tensiones, pero si uno le preguntaba a alguien en Rusia sobre el tema, simplemente te decían que Putin estaba mostrando los dientes pero que no iba a pasar nada. Y el resto del mundo creía lo mismo”.
La escena gastronómica rusa lleva poco tiempo ocupando espacio en los medios fuera de ese país. Como bien lo explica López, “internacionalmente se viene hablando de ellos máximo hace cinco años; la escena de restaurantes de Moscú me pareció impresionante, también la de la coctelería, la inversión que hay, ver todos los restaurantes llenos”, un hecho que desde ya ha quedado en jaque por la situación de conflicto.
“A nivel de restaurantes, Moscú le estaba metiendo mucho la ficha, primero, trayendo las estrellas Michelin, que se celebraron en noviembre de 2021, y segundo, con la la organización de World’s 50 Best Restaurants”, cuenta Liliana, cuya ceremonia se iba a celebrar en julio en Moscú y que ya fue cancelado debido a las acciones de Rusia.
En las guerras realmente nadie gana, y este conflicto es otra muestra más de las muchas que hubo en la historia. Cuando le preguntamos a Liliana qué opinan sus conocidos de Rusia sobre lo que está haciendo su presidente, responden que “están absolutamente devastados, están avergonzados, no es una guerra que ellos quieran” y, por su puesto, que el sentir en el medio gastronómico (y replicable al resto de las industrias) es de frustración: “con todas estas limitaciones se están sintiendo acorralados”, dice López, “y avergonzados de que Putin haya tomado esa decisión sin pensar en las consecuencias. Dicen que sienten que todo ese trabajo que han hecho se está desmoronando”.
Salir de Rusia
A medida que pasan los días, el espacio aéreo de Rusia se ha cerrado al tiempo que le fueron cerrando su espacio aéreo otros países y ya van 36 naciones, mayoritariamente europeas desde y hacia las cuales no se puede viajar. Este hecho ha causado que no sólo para quienes se encontraban en Ucrania al inicio del conflicto (y en estos días) salir de ese país resulte angustiante, también lo es salir de Rusia, cuenta Liliana:
“Uno de los que estaba allí y que apenas viajó ayer (fuera de Rusia) es José Luis León, de Limantour. Él estaba haciendo un guest en un bar que se llama Insider Lab, que está increíble. De ahí iba a viajar a Roma, pero fue al aeropuerto y me mandó un pantallazo de los vuelos y todos los que iban a Europa estaban cancelados. Finalmente logró salir pero a Dubai. En el caso de un amigo croata, me mandó los precios de los tickets para ir a Zagreb, que era donde vive, y ascendían a cuatro mil euros, ¡un ticket a Zagreb que son dos horas y media de vuelo!”.
Al otro lado de la frontera
“Tengo una amiga ucraniana que vive en Kiev y contó que se trasladó a Leópolis, casi en la frontera con Polonia, donde supuestamente está tranquilo todavía”, cuenta nuestra colaboradora. “Obviamente están escaseando los alimentos, así que ella está diciendo ‘no entremos en pánico, no todo es proteína, coman frijoles, remolacha [betabel], siembren algo en la ventana porque esto va a escasear”, sigue López. Y aún así, en medio de la tragedia, no deja de destacar que lo que ve en las publicaciones de sus amigos ucranianos es un espíritu aguerrido, fuerte y templado frente a la adversidad.