Uno de los tantos encantos de las pirámides mayas es sin duda la espesa vegetación selvática que las rodea. Entre árboles, lianas y humedad hay cenotes de aguas cristalinas que se sumen en el suelo yucateco. Algunos sitios arqueológicos se erigieron junto a ellos, como sucede con Chichén Itzá: donde estos ojos de agua fueron importantísimos para el desarrollo de la cultura maya, y han sido la clave para comprender la cosmología maya.
La novedad es que este año se reafirmó el hallazgo de un cenote debajo de la pirámide de Kukulkán. No es coincidencia que se trate precisamente de este basamento, ya que alrededor de él hay cuatro pozos naturales visibles, uno en cada punto cardinal. Con esto en mente cabe la posibilidad de que este cenote se haya ocultado porque era considerado por los pueblos originarios como el centro del mundo.
Hay que destacar que el grupo de investigadores que encontraron este hallazgo es liderado por Guillermo de Anda Alanís (quien además dirige el proyecto de conservación del Gran Acuífero Maya) y se conforma por 14 biólogos, arqueólogos y geólogos.
La historia
El descubrimiento de este cenote debajo de Chichén Itzá tuvo su origen en 1997, cuando las universidades de Minnesota y San Francisco realizaron estudios con radar a los alrededores. En 2015, en Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hizo tomas de resonancia electromagnética que resultaron en una representación gráfica del cenote, el cual se encuentra a ocho metros debajo de la pirámide.
Finalmente, en 2017 el equipo de Gran Acuífero Maya emprendió las exploraciones en cuevas subterráneas aledañas para encontrar la entrada a este cuerpo de agua, y a principios de este año la encontraron. Sin embargo, dicho acceso estaba bloqueado por piedras que fueron colocadas ahí intencionalmente.
Los investigadores llaman al cenote tentativamente “Ya’ax´há”, que significa ‘agua verde’.
Aún falta entrar a él en busca de documentos u objetos que puedan dar más información de qué uso se le daba al cenote, si realmente su acceso fue cerrado, o qué importancia tenía para la cosmovisión maya.
Loa cenotes para los mayas
Esta cultura mesoamericana veía al universo en tres niveles: los cielos, la tierra y el inframundo. Éste último representaba el origen de la vida. Por esto los cenotes, ya fueran visibles u ocultos, simbolizaban el mundo subterráneo y se utilizaban frecuentemente como sitios de sacrificios, ofrecimientos a los dioses y ceremonias religiosas.
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