“La dicha de vestirse es un arte”, decía un joven John Galliano, ese personaje extravagante y excéntrico que marcó un hito en Dior y ahora en Maison Margiela. Más allá de lo poético, hay algo genuino en ese enunciado: todos nos vestimos pero, de algún modo, la moda ha sido relegada como forma de expresión ante el arte, el diseño o la arquitectura.
La historia de las prendas, el valor agregado de los diseñadores y las creaciones alrededor de las cuáles las personas viven su día a día toman relevancia gracias a un cambio de perspectiva: la moda importa. Lo que antes se tachaba de frívolo, hoy es una forma de interpretar nuestro pasado, presente y futuro.
Google apuesta por los nuevos espacios expositivos y por la moda. ¿La razón? Se dieron cuenta del volumen de búsquedas relacionadas con moda y del creciente éxito de exposiciones dedicadas a esta disciplina alrededor del mundo. Así, a través del Instituto Cultural de Google, comenzó un proyecto llamado We Wear Culture (Vestimos cultura), con el cual, el buscador ha digitalizado —y ha hecho una labor curatorial, quizás por accidente— 3 mil años de moda con el apoyo de más de 180 instituciones especializadas, entre ellas, The Metropolitan Museum of Art, Museo Salvatore Ferragamo, Museo Frida Kahlo, Condé Nast Archive y más.
En la plataforma ya hay más de 30 mil prendas en versión virtual, cuyas fotografías a gran escala y con alta resolución (poseen cerca de un billón de pixeles gracias a una cámara especial) permiten apreciar cada uno de los detalles de confección: lentejuelas, bordados o bordes en acrílico de las prendas impresas en 3D. La selección es tan amplia que traza una historia de la moda desde la Ruta de la Seda, pasando por los kimonos, la evolución de los jeans y la alta costura actual.
Refinery Smoke, Dress (2008) de Iris Van Herpen. High Museum of Art.
No obstante, Google es más ambicioso. No desea ser sólo un museo virtual como el de Valentino o el Fashion Institute of Technology (ya trabajan en la posibilidad de recorrer los museos de las fundaciones aliadas con un mecanismo parecido al de Google Street View y experiencias de inmersión), sino una plataforma que revolucione los espacios expositivos y eduque a distancia.
Acceder a We Wear Culture es entrar a un universo de reflexión, donde expertos en distintos campos hablan sobre cómo la moda impacta la economía, cómo se crean los íconos, cuál su relación con el arte y hasta cómo se transforman en ideología, pero además, el objeto inmaterial dialoga con nuevos horizontes, como los videos en 360º o bien, un laboratorio de tendencias.
Luisella Mazza, directora de programas del Google Cultural Institute, explicaba en una entrevista para El País, que su misión “era contar tres historias: la relación entre la moda y la artesanía, la relación entre la moda y la cultura y, finalmente, el impacto de la moda de ayer, de hoy y para las próximas generaciones”. Por ello, este espacio en la nube se propone crear y preservar; por el momento ya hay 450 exposiciones virtuales en su app, Google Arts & Culture y se han dedicado a contar por qué el corsé de Vivienne Westwood o la falda y el jersey de Comme des Garçons transformaron la moda, pero sobre todo, son reflejo de una época, que por alguna razón vuelven al presente en forma de tendencias.
La moda no es sólo ropa, es memoria. Al menos Google así lo ha entendido y abre interrogantes difíciles de responder: ¿estamos frente al futuro? ¿cuáles son los puntos distintivos entre otros campos y la moda? ¿cuáles son las posibilidades de esta plataforma? Afirmar algo ahora parece arriesgado. Sin embargo, el buscador ha marcado un precedente para la tecnología y para una de las industrias más relevantes del presente.