Ese (raro) insecto mexicano que tiñó de rojo al mundo
La grana fue descrita por primera vez por Hernán Cortes en el siglo XVI, y unas décadas después ya era empleada por Tintoretto.
POR: Diego Ávila
Desde la antigüedad, el rojo fue uno de los colores más populares del mundo. Esto se debía, entre otras cosas, a su asociación con el fuego y la sangre. Sin embargo, antes de la invención de los tintes químicos teñir algo color carmín era muy complicado.
Para obtener el rojo se usaba una técnica creada por los fenicios, que en la antigüedad habían descubierto un colorante que provenía de un caracol marino. Este tinte (extremadamente costoso) se volvió muy popular entre la élite romana; lo usaban para teñir túnicas y se le conocía como púrpura imperial.
No obstante esta historia cambió con la llegada de los europeos a México y con el descubrimiento de un parásito que vivía en los nopales. Un tipo de cochinilla que involuntariamente tiñó el mundo de rojo.
PARADA 1: MEXICO-TENOCHTITLAN
Desde 1523, Hernán Cortés informó al emperador español Carlos V de la existencia de un insecto que se comerciaba en los territorios recién descubiertos y que se utilizaba para teñir los textiles indígenas. Los mexicas la obtenían principalmente como tributo de los pueblos que dominaban. Si bien se ha dicho popularmente que la cochinilla se producía en Oaxaca, también se criaba en el valle de Puebla-Tlaxcala. Especialmente en localidades como Tepeaca, Cholula, Huejotzingo y Tecamachalco.
Una vez instaurado el virreinato de la Nueva España, empezaron a crearse rutas comerciales entre España y el Nuevo Mundo. Si bien la plata se convirtió rápidamente en el producto más codiciado por los europeos, también vieron el potencial de otros artículos americanos. La grana cochinilla fue uno de ellos.
PARADA 2: ESPAÑA
Siendo un producto novohispano, la producción y comercio de la cochinilla fue controlado por la Corona Española como un monopolio. Los cargamentos salían de Veracruz y llegaban a Sevilla, el puerto de entrada para todas las mercancías hispano-americanas. El primer envío de grana llegó a Europa en 1526, aunque solo se mandaron pequeñas cantidades para hacer experimentos.
La gran efectividad del nuevo tinte americano detonó una enorme demanda en todo el viejo continente en sólo un par de décadas. La grana llegó rápidamente a la corte real española, donde fue empleada por pintores de la talla de Velázquez y Zurbarán.
PARADA 3: VENECIA
El nuevo pigmento llegó a Venecia en la década de 1540. En ese momento, la ciudad de los canales era uno de los principales centros textiles de Europa, y la grana cochinilla causó toda una revolución en su industria. La cochinilla teñía 12 veces más intensamente que el carmín de quermes, y el rojo que producía era más intenso y duradero. El insecto mexicano fue así adoptado por los tintoreros venecianos y gracias al comercio, sus telas llegaron a todas las casas reales de Europa.
Venecia era además un gran centro artístico y el pigmento fue adoptado rápidamente por los pintores de la ciudad. Era utilizado para retratar fielmente las telas rojas que a su vez habían sido teñidas con la grana. Este insecto fue utilizado por pintores como Tiziano, Tintoretto y Veronese.
PARADA 4: FLANDES
Al norte del continente, la región de Flandes era parte del imperio español. El ducado tenía una gran industria textil, y la grana llegó a colorear los terciopelos y la tapicería que se producían en él. La ciudad flamenca de Amberes era además el puerto más importante del norte de Europa y albergaba una importante escuela de pintura. Pintores como Van Dyck empezaron a usar cochinilla y el tinte se expandió por los Países Bajos y toda Europa del norte.
PARADA 5: RESTO DE EUROPA Y MÁS ALLÁ
La grana cochinilla se volvió rápidamente uno de los productos más costosos de Europa y del mundo. El tinte era proporcionalmente más costoso que la seda, las especias y los metales preciosos. Un gramo llegó a valer más que el oro. Durante los trescientos años que duró el virreinato novohispano, la grana cochinilla fue el segundo producto más exportado de todo el territorio mexicano (el primero era la plata). Galeones cruzaban el Atlántico para llevarla a Europa, y al Pacífico para así venderlo en los mercados asiáticos.
Sin embargo, para el siglo XIX, el descubrimiento de nuevos tintes sintéticos hicieron que el color rojo se hiciera más accesible y perdiera entonces su asociación con el poder. A pesar de esto, la grana cochinilla se sigue produciendo hoy en día, y su típico color rojo todavía adorna los óleos de prácticamente todos los grandes museos de Europa.
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