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Expediciones al Everest: una ventana al planeta

Tras las primeras expediciones al Everest, Rolex y National Geographic continúan el esfuerzo para ampliar nuestro conocimiento del mundo.

POR: Diana Solano

A 5,660 msnm, el volcán Tupungatito es más pequeño que el Tupungato y es uno de los cuatro volcanes activos cerca de Santiago de Chile. Foto: ©Armando Vega/National Geographic.

Desde 1976, los Premios Rolex a la Iniciativa forman parte de la campaña Perpetual Planet y han otorgado un reconocimiento a iniciativas que transforman vidas y comunidades enteras para construir un mejor planeta para todos. Siguiendo los valores de calidad, ingenio, determinación y el espíritu emprendedor que ha impulsado a la compañía desde sus inicios, en Travesías presentamos esta serie de Guardianes del planeta, con perfiles de laureados en los Premios Rolex a la Iniciativa. En ocasiones, como en las expediciones al Everest que presentamos en esta entrega, es la suma de perfiles, recursos e ideales lo que permite seguir avanzando en nuestro conocimiento del mundo.

Tras el primer ascenso exitoso a la cima del Everest, hace casi 70 años, Rolex y National Geographic decidieron unir fuerzas para continuar con la exploración de cimas de difícil acceso, las inmersiones de profundidad en las cavernas submarinas más oscuras y el estudio de los territorios más remotos de la Tierra. Pero no es sólo el amor por la aventura lo que los une, sino un compromiso por franquear barreras para generar un conocimiento que beneficie a todas las especies que habitan nuestro planeta.

El equipo de la expedición instala la estación meteorológica más alta del mundo en los hemisferios meridional y occidental, a 6,505 m s.n.m. Foto: ©Rolex.

Tras años de intensa colaboración, el deseo de ir aún más allá impulsó la creación de un ambicioso proyecto de exploración. Las expediciones de National Geographic y Rolex Perpetual Planet combinan los años de experiencia conjunta, sus ideales compartidos, sus recursos y una misión: documentar, durante cinco años, los cambios que se están produciendo en las regiones más vulnerables y menos conocidas de la Tierra. Se trata de una respuesta pragmática a una preocupación urgente por salvaguardar un mundo —nuestro mundo— que, producto de la actividad humana, necesita información y soluciones.

Una serie de luces iluminan el camino que los alpinistas toman mientras ascienden por la cascada de hielo Khumbu por arriba del campamento base del Everest. Foto: ©Rolex/©National Geographic.

Una de estas expediciones se realizó en 2019 y tuvo como destino el sistema cordillerano Hindú Kush-Himalaya, cuyo monte de mayor altura —y, por supuesto, el más emblemático— es el Everest, que alcanza los 8,848 msnm. Una misión de esta naturaleza resulta extremadamente complicada: los vientos gélidos pueden alcanzar los 360 km/h; el desprendimiento de roca es una amenaza permanente, y, al alcanzar la llamada “zona de la muerte”, la disminución en los niveles de oxígeno impacta sobre la resistencia física y la capacidad mental.

El equipo de gran altitud de la expedición ensambla la estación meteorológica automática más alta del mundo en el balcón de la cresta sudoriental del Monte Everest. Foto: ©Rolex/©National Geographic.

Un grupo multidisciplinario conformado por 30 geólogos, glaciólogos, biólogos, cartógrafos, científicos del clima, entre otros especialistas de ocho países, ascendieron a la ladera del Everest y, a 420 metros de la cumbre, instalaron la estación meteorológica más alta del mundo. Cuatro estaciones más se colocaron en la misma ruta, con el objetivo de recabar datos constantes sobre las condiciones climáticas en la región para determinar el impacto del cambio climático sobre el entorno.

La estación climática más alta del mundo de los hemisferios meridional y occidental, instalada en el volcán Tupungato, a 6,505 m s.n.m. Foto: ©Armando Vega/National Geographic.

Para Paul Mayewski, científico a cargo de esta expedición, estas estaciones son una verdadera “ventana al planeta”. Además del flujo de datos proveniente de una de las regiones más inhóspitas de la Tierra, la información permitirá generar estrategias de gestión hidráulica para el futuro, pues nada menos que 1,600 millones de personas que viven río abajo dependen de la sostenibilidad de este frágil entorno, un tercio de cuyos glaciares podría haberse derretido a finales de este siglo.

Baker Perry, explorador de National Geographic y científico climatológico, ajusta la estación climática Bajo Tupungatito, mientras se encamina a instalar una estación meteorológica a 6,505 m s.n.m. Foto: ©Armando Vega/National Geographic.

La importancia de conocer más sobre estas “torres de agua” es tal que se planeó una expedición semejante al volcán Tupungato, en los Andes chilenos, donde en 2021 se instaló la estación meteorológica más alta de nuestro continente, con los mismos objetivos de monitoreo. Las expediciones de National Geographic y Rolex Perpetual Planet incluirán, además de la investigación sobre las fuentes de agua en altas montañas, el estudio del mar y los bosques, considerados el termostato y los pulmones de la Tierra. El compromiso de Rolex con el medioambiente se expresa mediante su iniciativa Perpetual Planet, cuyos pilares incluyen el trabajo con Mission Blue, los Premios Rolex a la Iniciativa y la alianza de largo plazo con National Geographic Society.

Descubre más en rolex.org.

 
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