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Los viajes de Gabriela Jáuregui

Aunque su lugar favorito del mundo es su cama, la autora de La memoria de las cosas también sale a la aventura y hasta roba ceniceros.

POR: Redacción Travesías

¿Cuál es tu lugar favorito del mundo?

Mi cama. Desde allí, con un buen libro, película o en mis sueños, puedo viajar a donde sea.

¿Tu mejor recuerdo de un hotel?

Un hotel flotante en el Amazonas. Era una primavera hace algunos años y el río estaba todavía más hinchado por las lluvias. Un día, después de nadar, nos propusieron ir a pescar pirañas para hacer un cevichito, y yo esperaba ir a otro lugar, pero no: fue allí mismo donde estábamos nadando hace unos instantes antes. Todavía tengo un collar de semillas amazónicas con una quijada de piraña, que es como mi versión de los que se cuelgan un diente de tiburón.

¿En dónde comiste ese algo que nunca vas a olvidar?

En un restaurante arriba del mercado de especias de Estambul, donde hacen un postre que consiste en pan remojado en jugo de cereza fresco. Ácido + migajoso, combinación ganadora. La segunda vez que lo probé —años después de la primera y con ese recuerdo y añoranza— se me salieron las lágrimas para desconcierto del pobre mesero. De alegría, le expliqué como pude.

¿Los viajes influencian lo que escribes?

¡Por fortuna! Aunque casi siempre de manera oblicua. Nunca he escrito una crónica de mis viajes, así que más bien se van filtrando y digiriendo de maneras distintas: la luz de algún lugar por aquí, algún personaje entrañable por allá, los olores y los sonidos de una calle en un cuento, la conversación que escuché en la estación de tren en una parte de mi novela…

¿Cuál es tu libro favorito sobre viajes?

Hay tantos, desde viajes reales y psicotrópicos, como Alucinaciones reales, de Terence McKenna; hasta viajes de solidaridad, como el magnífico Homenaje a Cataluña, de George Orwell.  Y de cuentos: Viaje a la semilla, de Alejo Carpentier, y El nadador, de John Cheever, quien decía que todo viaje es erótico.

¿Qué haces en los aviones que no harías en ningún otro lado?

Comer pollo de plástico.

Si tuvieras que dar la vuelta al mundo en 80 días, ¿por dónde pasarías?

De acá a Hawái, de allí a Taití, a Nueva Guinea, al Polo Sur, a Sudáfrica, a Brasil y de vuelta al df. Una vuelta al mundo “por abajito”.

¿Qué no soportas de los viajes?

Las fronteras.

¿Te has robado algo de un hotel?

Un cenicero. Hotel Flamingos, Acapulco. Lo amo, es un clásico.

¿Cómo serían tus vacaciones perfectas?

Pueden ser de muchas formas y en muchos lugares, pero, eso sí, con muchas, muchas, muchas horas de sueño y desayunos memorables.

¿A dónde sueñas con viajar?

G: A Mongolia. Soy fan de Gengis Kan.

La memoria de las cosas. Sexto Piso, 2015

Cada uno de los 19 relatos que componen este libro, y que buscan retomar la vieja idea de tener un gabinete de curiosidades o un cuarto de maravillas —esos lugares que antecedieron a los museos y presentaban objetos raros hallados en las exploraciones—, se divide en cuatro apartados: “Vegetalia”, “Mineralia”, “Animalia” y “Artificialia”.

Libros para un viaje, según Gabriela Jáuregui

Playa

Retorno a Nevèrÿon, Samuel R. Delany

“Un buen libro de ciencia ficción en la playa, para desdoblarse en utopías y ‘distopías’ al ritmo de las olas”.

Ciudad

Cuentos completos, Lydia Davis

“Cuando uno está más fuera que dentro, me gusta aprovechar para leer cosas cortas en una banca de parque, en un café o en el transporte público”.

Campo

Renacida, Susan Sontag

“Algo que requiera de la energía y concentración que el campo te regala, ¿filosofía?, ¿crítica?”.

 
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