En conversación con Perla Valtierra

Perla está sentada en una banca de la terraza de su showroom en la calle de Berlín, en la colonia Juárez. Cuando le pido que me cuente cómo lanzó su marca, se ríe y me contesta: “Es que la marca es mi nombre. Para mí, esto no es una marca. Soy yo. La gente fue la que la convirtió en una marca y ahora hasta mi nombre está registrado”.

Y no sólo su nombre está registrado, sino que el buscador de Google arroja más de 200,000 resultados cuando uno escribe Perla Valtierra. Un nombre que ahora es reconocido internacionalmente y aparece en revistas de diseño, en concept stores, en las vajillas de restaurantes como Rosetta y en las repisas de la casa de Sarah Paulson en Malibú. Esa marca, a la que Perla prefiere llamar proyecto, se mantiene auténtica y llena de emoción, tal como su creadora.

“En 2010 estaba saliendo de la universidad. Estaba haciendo proyectos, trabajando con cerámica y no tenía esta idea de que sería lo que es ahorita. Para mí, siempre se trató de hacer las cosas que me emocionaban y de seguir mi intuición, y creo que eso es realmente lo que me ha ayudado en mi trabajo: hacer los proyectos que me emocionan y me gustan”.

Perla Valtierra

Vivió 10 años en Europa, pero durante la pandemia volvió a México. “Cuando me vine para acá full, todo cambió. Tenía un espacio físico, estaba cien por ciento dedicada a esto. Al principio de la pandemia tenía un stock que guardaba en una pequeña bodeguita compartida y en esa época el algoritmo de Instagram nos funcionó súper bien. Casi todas mis ventas eran por ahí. Estaba súper tranquila, la gente me compraba y yo iba a hacer las entregas personalmente”, cuenta.

Saber hacer

Sus creaciones están marcadas por el valor de la técnica y los oficios, por la colaboración que tiene con el saber hacer. Jesús Torres, con quien ha trabajado por más de seis años, es uno de los personajes más relevantes en su historia. “Yo me voy con él y me instalo dos o tres días en el taller. No soy una persona que dibuja y luego quiere que le hagan el dibujo. Tengo unas ideas y luego pienso cómo lo vamos a resolver en la práctica. Muchas veces, los artesanos no ven lo mismo que tú estás viendo en un dibujo, sobre todo las formas. Entonces, con don Jesús, él se sube al torno y así trabajamos las proporciones. Y todas las colecciones con él son así”, explica.

Nuevas colaboraciones

Su colaboración más reciente fue con la marca de vidrio Nouvel, con la que presentó la colección Xalli, una serie de vasijas de vidrio que se producen mediante la técnica de sand casting. “En Egipto usaban esta técnica para hacer vidrio. Finalmente, el vidrio es arena, pero se tiene que calentar muchísimo. Así que, para hacer estas piezas, usan moldes de arena que le dan una textura única a cada pieza. Y sí, son piezas de reproducción, pero cada una tiene su propio detalle”.

La colección está integrada por ocho vasijas en total (las cuatro más grandes son de edición limitada, con únicamente 100 ejemplares grabados, y las dos más pequeñas son de tiraje libre), inspiradas en el trípode. “La primera pieza que diseñé en cerámica era inspiración de un molcajete y son parecidos. Son piezas utilitarias, la idea es que la gente las use como quiera”.