Hace apenas 70 años el mundo vivía prácticamente libre de contaminantes plásticos, hoy se estima que para 2050 habrá más de 12 000 millones de toneladas acumuladas en el planeta.

Según informa el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cerca del 90% de toda la basura que flota en los océanos es plástico. Después de siete décadas ni una sola partícula del material ha culminado su proceso de degradación. Un vaso de unicel tarda 50 años en degradarse. Una botella de pet tarda 450 al igual que un pañal desechable, un popote 500. Los mares y océanos están recibiendo entre ocho y diez millones de toneladas de basura plástica al año.

Pero no todas son malas noticias. En 2017, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó la campaña #Mareslimpios (#CleanSeas) durante la Cumbre Mundial del Océano organizada en Bali.

El objetivo es eliminar de ahora a 2022 las principales fuentes de basura marina con la ayuda de los gobiernos, las empresas y los ciudadanos para que luchen contra la presencia del plástico en el mar, y así frenar los serios problemas de contaminación que amenaza los ecosistemas marinos, ocasiona la muerte de muchos animales que lo ingieren al confundirlo con alimento (el 15% de ellas están catalogadas como especies en peligro de extinción) y pone en riesgo la pesca y el turismo.

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Asimismo, afecta a la salud humana y animal, y perjudica no sólo a las empresas locales y las zonas donde se originaron los contaminantes, sino también a lugares lejanos, ya que estos son transportados por las corrientes oceánicas y terminan en las pequeñas islas del Pacífico, en el Ártico y en regiones antárticas.

Este esfuerzo ecológico se acompaña de otra iniciativa de la ONU llamada Turn the Tide on Plastic, donde la británica Dee Caffari dirige un equipo joven y mixto —apoyados por la Fundación Mirpuri y la Fundación Ocean Family— que participará en la regata de la Volvo Ocean Race 2017-2018 y se encargará de difundir un fuerte mensaje de sostenibilidad para proteger la salud del océano e inspirar la conciencia y el cambio. Además, recientemente, la ONU lanzó el video Rompe con el plástico para reforzar esta lucha.

Durante los próximos cinco años, #MaresLimpios abordará la causa raíz de la basura marina al enfocarse en la producción y el consumo de plástico no recuperable y de un solo uso. El objetivo es transformar hábitos, prácticas, estándares y políticas en todo el mundo para reducir drásticamente la basura marina y el daño que causa.

La campaña también reconoce la importancia de la educación ambiental sobre los océanos como herramientas para cambiar los conocimientos, las actitudes y las prácticas en torno a la producción y el consumo de plásticos de un solo uso. ONU Medio Ambiente ha desarrollado un curso en línea a nivel ejecutivo sobre basura marina.

Los objetivos se alinean además a los de la Alianza Mundial sobre la Basura Marina, una asociación voluntaria de composición abierta a agencias internacionales, gobiernos, empresas, académicos, autoridades locales y organizaciones no gubernamentales organizada por onu Medio Ambiente.

Cerca de 20 países son los que están causando el mayor impacto en la contaminación por plástico en los océanos, de estos, 12 son asiáticos, y está muy correlacionado con la población y también con los patrones de consumo.

A este movimiento ecológico se han sumado formalmente 40 naciones que se comprometen a disminuir paulatinamente el consumo de plástico y a incrementar sus procesos de reciclaje. Indonesia, por ejemplo, quiere reducir la basura marina en un 70%, Canadá ha incluido los microplásticos en la lista de sustancias tóxicas y Nueva Zelanda, el Reino Unido y Estados Unidos las han prohibido. México aún no forma parte de esta iniciativa.

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