Destino Futuro: destinos urbanos y el desarrollo sostenible de las ciudades
La presión turística en un número importante de destinos ha traído consigo un reto para la promoción y comercialización de experiencias que aporten y no resten.
POR: Redacción Travesías
La democratización del turismo, el crecimiento de las llamadas aerolíneas de bajo costo y el acceso a la información son sólo algunos de los factores que tienen que ver con el enorme incremento de los
viajes cuyo objetivo principal es conocer ciudades, con el foco puesto en íconos culturales y arquitectónicos, una alta dosis de entretenimiento, así como las compras o la gastronomía, lo que representa un alto desgaste de esos destinos.
Los retos de la gestión del crecimiento turístico son globales y muchos de los destinos maduros pueden ser importantes fuentes de aprendizaje para entender qué ha funcionado y qué no, y de qué forma se puede realizar un crecimiento más centrado en la calidad y no en la cantidad de los visitantes.
¿Se puede legislar el turismo? ¿Todas las iniciativas deben ser limitantes o restrictivas? Sí. El turismo se debe regular y es de vital importancia hacerlo cuanto antes. Son muchos los ejemplos que se están viendo en Europa, como la reducción y el control de vuelos de menos de dos horas desde Ámsterdam y París para sustituirlos por viajes en tren, mucho más sostenibles; la venta limitada de entradas por día a lugares como la Acrópolis de Atenas; la implementación de múltiples tasas turísticas, para luego emplear esos ingresos en la conservación y promoción de los destinos; el cierre de la terminal de cruceros de Barcelona más próxima al centro de la ciudad, pero manteniendo las más alejadas, o la inminente puesta en marcha del cobro de una entrada a los países de la Unión Europea a partir del próximo año, y un largo etcétera.
Hay muchos casos de regulaciones que no han resultado muy exitosos o aún es demasiado pronto para poder valorarlos, como la colocación de tornos en Venecia para limitar el número de personas por día, la prohibición de arrastrar maletas por el centro de Dubrovnik o la celebración de despedidas de soltero en Sevilla, por mencionar algunos de los más controvertidos.
La llamada turistificación de las ciudades representa una clara pérdida de identidad. Es ahora, justo cuando muchos destinos urbanos están planificando su crecimiento, que se debe valorar la personalidad de nuestros destinos, lo que diferencia unos de otros. Las propuestas deberán adaptarse no sólo a las visitas de personas de otros países, sino conseguir su integración y que sean ellas las que convivan con nuestras costumbres y nuestro estilo de vida.
El viajero va evolucionando a gran velocidad, lo que nos abre un mundo de oportunidades para presentar ciudades mucho más sostenibles y orgullosas de su idiosincrasia, tradiciones y cultura. Los viajes deberían representar un cambio personal, de crecimiento, de experiencias sociales y culturales diferentes de las propias, y no una mera repetición de comportamientos ya aprendidos.
Los posibles inconvenientes que provoca un exceso de visitantes en las ciudades, especialmente en determinados barrios y épocas del año, son claros. Son muchas las ciudades que luchan contra el aumento de los precios, la gentrificación, la saturación en el transporte público, la transformación del comercio local y la, casi inevitable, estandarización de la oferta. Para encarar todos estos retos tenemos por delante una gran labor de sensibilización ciudadana, con énfasis en los beneficios directos e indirectos tanto para los habitantes como para quienes nos visiten.
Debemos hacer una apuesta clara por destinos sostenibles social, económica, cultural y ambientalmente; ya son muchos los clientes que muestran una clara sensibilidad ante este tema, incluso estos criterios llegan a determinar el destino seleccionado para un viaje.
Los ejemplos de iniciativas en esta dirección son muchísimos: buscadores que identifican los vuelos menos contaminantes, empresas de alquiler que bonifican el uso de autos eléctricos, la reutilización de toallas o el apagado automático de las luces al salir de una habitación de hotel.
La sostenibilidad es ya un factor diferenciador y clave para la elección de un destino por parte de muchas naciones emisoras, como los países nórdicos, Países Bajos, Bélgica o Suiza. Hay un claro aumento de la conciencia en cuanto al impacto social en un destino, una vez que se ha realizado el viaje; el objetivo final es que ese impacto sea positivo y que el paso de todas esas personas enriquezca nuestras ciudades y regiones desde un punto de vista económico, pero, más importante, en los aspectos social y cultural.
Una apuesta decidida por el desarrollo turístico sostenible probablemente conlleve nuevas inversiones a largo plazo, aumente el empleo de calidad y fomente la innovación y creatividad en los productos, servicios y experiencias ofrecidos. Los efectos son muchos y, algunos de ellos, rápidos de detectar: compras en establecimientos locales y de productos artesanales, restaurantes que sirven recetas tradicionales o utilizan productos de temporada y proximidad, alojamiento en hoteles con buenas praxis y políticas con sus empleados, responsabilidad social corporativa e iniciativas sostenibles de reciclaje y reaprovechamiento, uso de energías renovables y ahorro, así como políticas de integración y turismo adaptado.
Uno de los objetivos sería invertir en los nichos adecuados, los de mayor impacto socioeconómico para la ciudad, como los segmentos de lujo, negocios y congresos, viajes médicos, etc., para así aumentar la calidad y no la cantidad, dirigiendo nuestros esfuerzos a atraer viajeros que alarguen sus estancias en los destinos, con un consumo más tranquilo y respetuoso de todas las experiencias y servicios. La apuesta a corto plazo se debe centrar en asociar la marca- ciudad a determinados valores que atraigan a ese cliente de calidad y que es respetuoso con los destinos que visita.
Deberíamos mirar a nuestras ciudades como si fueran destinos boutique, teniendo presente que las ciudades dejarán de ser destinos que se busque visitan en el momento en que sus ciudadanos ya no quieran vivir en ellas.
Destino Futuro 2023: desarrollo de destinos sostenibles
Durante la primera edición de Destino Futuro, el foro anual donde nos reunimos con key players de la industria para discutir el rumbo del turismo, no quisimos dejar de abordar este tema, tan importante para el futuro de los viajes.
El panel “Desarrollo de destinos sostenibles”, tuvo como invitados a Gilberto Salcedo, vicepresidente de Turismo de ProColombia, Nathalie Desplas, secretaria de Turismo de la Ciudad de México, y Nina Boys, vicepresidenta de Sustentabilidad de Beyond Green Travel.
Durante la charla, los expertos en el tema discutieron la posibilidad de viajar y recorrer ciudades como turistas sin impactar de manera negativa en sus destinos. Entre ejemplos de sus propios proyectos y su amplia experiencia profesional, observamos los cambios apremiantes que tienen que hacerse entre viajeros, gobiernos e iniciativas locales.
Si quieres volver a ver la charla, puedes hacer aquí abajo.
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