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Denica Riadini-Flesch: mirar el pasado

La Laureada a los Premios Rolex a la Iniciativa Denica Riadini-Flesch está cambiando la industria de la moda en Indonesia, con un revolucionario modelo que protege al medioambiente y a las mujeres que trabajan en la confección de las prendas.

POR: Diana Solano

Denica Riadini-Flesch con mujeres artesanas batik en Rumah SukkhaCitta, una de las escuelas de artesanía de SukkhaCitta, donde las mujeres no sólo aprenden sobre artesanías tradicionales, sino también las habilidades comerciales que necesitan para monetizarlas. (Foto: © Rolex/Sébastien Agnetti).

Desde 1976, los Premios Rolex a la Iniciativa forman parte de la Iniciativa Perpetual Planet y han otorgado un reconocimiento a quienes transforman vidas y comunidades enteras para construir un mejor planeta para todos. Siguiendo los valores de calidad, ingenio, determinación y el espíritu emprendedor que ha impulsado a la compañía desde sus inicios, en Travesías presentamos esta serie de Guardianes del Planeta, con perfiles de socios y laureados con Premios Rolex a la Iniciativa.

La empresaria social indonesia Denica Riadini-Flesch supo, cuando partió a Países Bajos para formarse en el campo de la economía del desarrollo, que esa oportunidad era algo de lo que no podía gozar la mayoría de las mujeres de su país. Después trabajó con el Banco Mundial y recorrió los pueblos rurales de Indonesia, conociendo y conversando con las mujeres de la zona. Durante sus viajes supo que lo que todas ellas necesitaban para mejorar sus condiciones de vida era trabajo y, precisamente, mejores oportunidades.

Laureada de los Premios Rolex a la Iniciativa, Denica Riadini-Flesch, directora ejecutiva y fundadora de SukkhaCitta, está cambiando la forma en que se confecciona y vende la ropa, desde cómo se cultivan las materias primas hasta el empoderamiento de las mujeres artesanas que ayudan a su producción. (Foto: © Rolex/Sébastien Agnetti).

Con esa idea en mente y junto a otras tres socias fundó SukkhaCitta, una empresa textil que ayudaría a afrontar dos problemas –uno medioambiental y otro social– a través del trabajo comunitario, el empoderamiento y la moda. Denica encontró en esta industria un área de oportunidad clave desde donde podía contribuir a la vida de miles de mujeres y proteger la naturaleza.

La confección de prendas en Indonesia emplea muchísima mano de obra y generalmente es un trabajo realizado por mujeres en entornos rurales y condiciones desfavorecidas. Ya sea quienes trabajan en los exigentes campos de algodón o aquellas que directamente fabrican la ropa, se calcula que sólo el 2% de las mujeres que intervienen en la industria obtiene un pago justo.

SukkhaCitta, que significa felicidad en indonesio, ha ideado una alternativa disruptiva para este modelo. Denica y su equipo crearon un esquema sin intermediarios, ellas lo definen como “de la granja al armario”, donde las ganancias de la ropa que se vende en el sitio web de la marca son repartidas equitativamente entre las mujeres que participaron en su elaboración. Desde quien cosechó el algodón, hasta quien confeccionó las prendas y tiñe la tela.

Laureada de los Premios Rolex a la Iniciativa, Denica Riadini-Flesch habla con las mujeres de una de las escuelas de artesanía de SukkhaCitta. A Riadini- Flesch le apasiona empoderar a las mujeres en las zonas rurales de Indonesia, dándoles acceso a la educación y dotándolas de las habilidades que necesitan para ganar un salario digno. (Foto: © Rolex/Sébastien Agnetti).

Quienes trabajan con SukkhaCitta han visto un veloz incremento, de casi el 60%, en sus ingresos, lo que activa todo un ciclo de beneficios: las mujeres se hacen cargo de las finanzas del hogar, la nutrición, la educación; revierten los roles de género en sus comunidades, con lo que benefician, en especial, a las niñas, y siembran las semillas de un futuro sostenible.

Además, el proyecto preserva el legado cultural de estas comunidades, ya que todo lo que se vende en el sitio web está elaborado con técnicas tradicionales. También ofrece a las mujeres la oportunidad de continuar su formación en diseño y artesanía, habilidades empresariales y gestión medioambiental. El modelo de mentoría que se ha establecido en algunas escuelas, donde las madres jóvenes pueden adquirir conocimientos de las artesanas mayores y más experimentadas, recupera la transmisión de los saberes tradicionales de madres a hijas.

El otro problema relacionado con la industria de la moda es el medioambiental. El algodón crece con el impulso de químicos nocivos, sobre lo que Riadini-Flesch ha dicho: “Es el cultivo más sucio del planeta por la cantidad de herbicida necesario para cultivarlo. Pero no tiene por qué ser así”. Junto con su equipo, Riadini-Flesch ha recurrido a los conocimientos ancestrales que aún guardan los agricultores indonesios.

Ibu Sri e Ibu Muntiani preparan un baño para teñir telas en Rumah SukkhaCitta, una de las escuelas de artesanía de SukkhaCitta en Java Oriental. Los textiles que cuelgan detrás de ellas han sido decorados con un diseño floral batik. (Foto: © Rolex/Sébastien Agnetti).

SukkhaCitta recupera esos saberes para sembrar su algodón y una veintena de especies diferentes. Estas técnicas no interfieren con la tierra y además ayudan a la regeneración de suelos deteriorados por la misma industria. El plan es que para 2030 el proyecto haya contribuido a regenerar aproximadamente mil hectáreas de tierra afectada en las zonas rurales de Indonesia.

El siguiente paso es la tintura de las prendas, donde se evita el uso de sustancias tóxicas que terminan en los cuerpos de agua de las comunidades y en su lugar se usan tintes naturales de origen vegetal. De acuerdo con Denica, hasta ahora han evitado que más de 3 millones de litros de agua en los ríos locales fueran contaminados.

A Riadini-Flesch le entusiasma ser laureada con el Premio Rolex a la Iniciativa, pues le permitirá ampliar el alcance de su proyecto: “Es muy especial porque estas mujeres han sido invisibles durante demasiado tiempo y ahora su historia es escuchada y se celebra en todo el mundo”, afirma. El siguiente paso es digitalizar el plan de estudios, para que, gracias a la tecnología, la recuperación ancestral de conocimiento de SukkhaCitta logre beneficiar 10,000 vidas para 2030.

A group of Ibus, elder craftswomen, preparing for the next cotton crop by cleaning and planting seeds in East Java, Indonesia. Using indigenous knowledge, farmers working for SukkhaCitta are taught how to grow cotton while regenerating the soil. (Foto: © Rolex/Sébastien Agnetti).
 
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