Del vino no todo está dicho ni inventado. A menudo nos encontramos con novedosos utensilios que hacen que el arte de beber vino sea más placentero y casi un ritual espiritual. Pero ¿a quién no le gustaría disfrutar de una copa de vino sin tener que esperar a que éste se airee y alcance su temperatura perfecta, como si nos lo hubiera servido un experto sommelier? Pues esto ya es posible, y está probado y aprobado por conocedores y profesionales.
Hace un par de años, una startup francesa tuvo la osadía de crear D-Vine, la primera máquina que sirve la dosis de vino ideal, con la temperatura perfecta, la cantidad de oxígeno justa y un sabor puro… y todo en menos de un minuto.
Desde rosados hasta un Chablis Premier Cru, pasando por un Saint-Emilion Cru Classé, 10-Vins, la firma que está detrás de este proyecto, ha creado una gran variedad de vinos –franceses– compatibles con la máquina. De tal manera que los propietarios pueden comprar ya sea por botella de 100 ml especialmente diseñados para D-Vine –con un determinado vino en particular– o como parte de un paquete con distintos caldos.
D-Vine utiliza tecnología RFID para leer un chip colocado en cada botella de vino. Este pequeño chip le transmite a la máquina las condiciones para servir el vino; es decir, la temperatura y la aireación precisas para cada blend. Lo que a nosotros nos hubiera tomado quizá tres horas de decantación, la D-Vine lo hace en cuestión de segundos.
Tal vez para los puristas y para quienes viven todo el proceso de beber vino como un ritual, desde elegir el vino hasta servirlo en la copa, pasando por la decantación, seguramente no sea una experiencia atractiva, pero quizá valga la pena poner a prueba a este innovador sommelier.