Flat white, latte, espresso, ¿cómo se preparan los diferentes tipos de café?

El café es mucho más que una simple bebida, es una experiencia que involucra aroma, sabor y textura. Desde la intensidad del espresso hasta la suavidad del flat white, cada método de preparación ofrece un viaje sensorial único. 

A continuación, te explicamos cómo se preparan las variedades más famosas y conocidas alrededor del mundo.

Espresso: la esencia concentrada

El espresso es la base de muchas otras bebidas de café. Preparado al forzar agua caliente a través de granos de café finamente molidos, produce una bebida intensa y concentrada. Se sirve en pequeñas tazas y es apreciado por su sabor fuerte y cuerpo sedoso. Ideal para los amantes del café que buscan un estímulo rápido y potente.

Latte: la armonía entre café y leche

El latte es una mezcla equilibrada de espresso y leche vaporizada, cubierto con una capa de espuma. Esta bebida cremosa y suave es popular entre aquellos que prefieren un café más suave y con menos intensidad. Puede ser personalizado con jarabes de sabor para agregar un toque extra de dulzura.

Cappuccino: trilogía café, leche y espuma

El cappuccino es una combinación perfecta de espresso, leche vaporizada y espuma de leche. Se caracteriza por un equilibrio entre la intensidad del café y la suavidad de la leche. La proporción de café, leche y espuma puede variar según las preferencias personales, creando una amplia gama de sabores y texturas.

Flat white: la elegancia australiana

Originario de Australia y Nueva Zelanda, el flat white ha ganado popularidad en todo el mundo por su sencillez y refinamiento. Se elabora con una doble dosis de espresso y una pequeña cantidad de leche vaporizada, logrando una textura sedosa y un sabor intenso pero equilibrado. El arte del flat white radica en la habilidad del barista para crear una microespuma suave y homogénea que se integra perfectamente con el espresso.

Cold brew: frescura en frío

El cold brew es una alternativa refrescante y suave al café caliente. Se prepara remojando granos de café gruesamente molidos en agua fría durante varias horas, lo que extrae lentamente los sabores sin la acidez asociada con el café caliente. El resultado es una bebida suave y ligeramente dulce, perfecta para los días calurosos de verano.