Tabasco huele a humedad, a ríos de agua dulce y a lagunas saladas, a selvas tropicales donde nacen y crecen chiles, plátanos, cocos y otros frutos que, gracias a la exposición global de la gastronomía tabasqueña, hoy son uno de los orgullos que tiene el estado. Entre esas riquezas está el cacao. Tabasco produce 70% de todo el producto a nivel nacional. El cacao tabasqueño ha viajado durante cuatro años consecutivos al Salon du Chocolat, en París, uno de los eventos más prestigiosos entre productores de todo el mundo.
¿Qué hace al chocolate tabasqueño tan original? Para los no tan conocedores sería difícil hallar las sutilezas con el simple paladar. Sin embargo, se puede encontrar mayores pistas revisando todo el proceso de creación del chocolate, desde que la planta apenas retoña en el vivero hasta cuando se mezcla la manteca oscura del cacao con el azúcar en los molinos de la fábrica.
A esta experiencia se le conoce como la ruta del cacao, y el lugar perfecto para realizarla es Comalcalco, un pueblo donde, además de cacao, hay una zona arqueológica maya. Como dato curioso, se trata de la única ciudad del viejo mundo maya en la cual las edificaciones se realizaron con ladrillos de barro y no con piedras. Esto se debe a que no existen volcanes en Tabasco, y conseguir roca volcánica era todo un reto para las antiguas civilizaciones. Vale la pena hacer una primera parada en la Zona Arqueológica de Comalcalco y recorrer los vestigios que la selva y el paso de los años dejaron aún al descubierto.
Comalcalco pertenece a la región conocida como La Chontalpa, una de las más húmedas y con mayor biodiversidad de Tabasco. Para llegar, se puede rentar un auto en la ciudad de Villahermosa o tomar el transporte público en el centro de la ciudad. Es un camino caluroso, por lo que el agua, el bloqueador solar y la ropa cómoda son los mejores aliados en todo momento. La ruta del cacao se puede realizar en tres haciendas, las más grandes y representativas del estado; ésta que hicimos es parte de miescape.mx, expertos en diseñar estos recorridos.
Hacienda Jesús María
Tras 40 minutos de carretera, saliendo del centro de Villahermosa, se encuentra la Hacienda Jesús María, fundada en los años sesenta y que desde hace 30 años dirige Vicente Gutiérrez Cacep. En sus más de 70 hectáreas, esta hacienda, una de las más grandes e importantes del estado, produce 35 toneladas de cacao al año.
El tour abarca un paseo por los plantíos y una visita a los viveros, donde al llegar se percibe de inmediato un aroma dulzón a chocolate que viene de las hojas calentadas por el sol.
Hay dos periodos idóneos para hacer el recorrido, en mayo y en noviembre, pues son temporadas de producción de chocolate y la gente puede entrar a la fábrica Cacep. Para las visitas guiadas, se puede llegar directamente a la hacienda o hacer una cita a través de los teléfonos que vienen en su sitio web haciendacacaoterajesusmaria.com
Hacienda La Luz
El chocolate y esta enorme propiedad de 50 hectáreas tienen más que una historia juntos. En los años treinta del siglo pasado, el doctor Otto Wolter Hayer, inmigrante alemán, compró esta finca y la transformó en una de las primeras haciendas en sembrar cacao y comercializar chocolate en cantidades industriales bajo la marca Wolter, que aún se comercializa en todo el país.
Hacienda La Luz, aún habitada por la tercera generación de la familia Wolter, se encuentra abierta al público desde 1997 como parte de la ruta del cacao. A este lugar llegan más de 10 mil turistas al año provenientes de todo el mundo. Además del famoso recorrido por los plantíos, se debe visitar el Museo Vivo del Cacao, el cual abarca dos hectáreas de extensión y en el que se puede contemplar el proceso de fabricación del chocolate y el estilo de vida de los hacendados del siglo pasado.
No todo es árboles de cacao: en la hacienda hay una variedad considerable de árboles frutales y plantas exóticas de la región, pues parte de la visión de sus administradores es hacer de esta finca un espacio de preservación de las especies endémicas. haciendalaluz.mx
Finca Cholula
Don Manuel Antonio Valenzuela Roveroll es el encargado de dar la bienvenida a esta calurosa construcción de estilo porfiriano. Como director y heredero de la Finca Cholula, le gusta dar los recorridos personalmente y platicar la historia de la propiedad, una antigua finca fundada en el siglo XIX por misioneros franciscanos y que después operó como una hacienda y tienda de raya, hasta los inicios de la Revolución mexicana.
La principal característica de la Finca Cholula es su interés por la agricultura orgánica. A diferencia de otras haciendas, aquí tienen un cuidado particular por preservar el equilibrio de la biodiversidad. Esto se nota mirando la copa de los árboles: decenas de monos saraguatos, también conocidos como monos aulladores, habitan en total armonía con el lugar y, de paso, amenizan el recorrido con su característico sonido.
En la entrada se observa un letrero que da la bienvenida a La Casa de la Naturaleza, como también se le conoce a este lugar. En los viveros, actualmente hay un programa para conservar los recursos naturales del ecosistema cacaotal mediante la investigación de las principales enfermedades que atacan los plantíos.
La finca cuenta entre los jardines con una palapa donde se sirve, con reservación previa, un típico menú tabasqueño donde predominan los pescados y mariscos, el borrego y algunas aves como el pollo y el pijije.
Realizamos este recorrido con Mi Escape, la agencia de viajes de ADO que ofrece paquetes y rutas por México. Puedes consultar la lista completa de experiencias que ofrecen en miescape.mx