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Arte y comunidades: “ideas para posponer el fin del mundo”

La tercera Bienal de Arte y Diseño de la UNAM por primera vez incluye, además de arte, un enfoque en proyectos artísticos de impacto social a través de localidades de Latinoamérica.

POR: Florencia Molfino

Foto: cortesía UNAM

¿Qué ocurre cuando se usa el arte para mediar, entender e intervenir en la realidad de las comunidades en las que se gesta? La tercera edición de la Bienal de Arte y Diseño de la UNAM parece responder a esta pregunta. 

Bajo el título de Resistencia Intangible: ideas para posponer el fin del mundo, la propuesta de su directora artística, Paula Duarte, buscó que en esta ocasión el trabajo curatorial se enfocara en proyectos de impacto social, y abrió -además- la experiencia al resto de Latinoamérica. En palabras de Duarte, se trata de “proyectos que trabajan articuladamente en sus comunidades a través de la mediación, el arte y el diseño, para resignificar, visibilizar, encarar y solucionar problemas sociales y medio ambientales que les aquejan”.

Foto: cortesía UNAM

El resultado fue la selección de nueve colectivas localizadas desde México hasta Uruguay, cuyo trabajo artístico se vincula con ejes como soberanía alimentaria, el cuerpo como herramienta y prácticas decoloniales. 

Así, se pueden encontrar iniciativas como “Festín Barrial”, el proyecto de Rhesident Org, centrado en los habitantes de los barrios altos de Pachuca, que busca que éstos “lleven a cabo procesos de apropiación y activación del espacio público, al tiempo que regeneran sus tejidos comunitarios, simbólicos y materiales”; Popayork-Minga, basado en el Cauca, Colombia, que trabaja en los procesos de resignificación y reconstrucción de la memoria histórica “a partir de la síntesis de investigaciones académicas, y de la memoria viva de Mayoras de los pueblos Naza e Inga, víctimas y testigos del proceso de la ‘modernización’”, o el proyecto de Estudios Interdisciplinarios en Educación Aborígen de Alto de la Sierra, Argentina, que documenta y busca visibilizar el trabajo que realizan para enfrentar el déficit alimentario las comunidades indígenas y criollas del Chaco Salteño por medio de la fotográfica, la pedagogía y de prácticas de mediación. 

Foto: cortesía UNAM

Además de la perspectiva desde la que se abordó esta bienal, que, como explica su directora creativa “más allá de pensarnos como una bienal tradicional, nos hemos convertido en una plataforma de saberes”, destaca el hecho de haber reunido proyectos de Latinoamérica ofrece un panorama de las prácticas artísticas y las problemáticas que nos acercan. 

De cada proyecto seleccionado ha surgido el material que compone la muestra y se puede conocer en la plataforma de la Bienal. El resultado de la experiencia no concluye, por supuesto, con los materiales recabados, sino que sigue abierto al intercambio y el debate entre hacedores, estudiantes y visitantes, dado que el programa de exposiciones incluye activaciones tanto su plataforma virtual como en múltiples espacios presenciales que podrán verse hasta el 30 de junio.

Resistencia Intangible: ideas para posponer el fin del mundo inició con una convocatoria lanzada a mediados de 2021 y que recibió más de 300 inscripciones de Latinoamérica. El jurado de la Bienal, conformado por Ana Elena Mallet, Italia Samudio, Julio García Murillo, Maya Juracán y Pedro Ortiz, seleccionó a sólo nueve, que a lo largo del último año recibieron acompañamiento, difusión y apoyo económico bajo un Programa Curatorial que incluyó sesiones de trabajo con tutores de disciplinas como el cine, el urbanismo y la lieratura, entre otras. 

 
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