Las aguas termales son uno de esos afortunados inventos del azar y la naturaleza que proporcionan beneficios a la salud, y poder sumergirte en ellas, no importa dónde, es siempre una buena idea. En México, debido a la actividad geológica y a las condiciones minerales de cada lugar, existe una diversidad considerable de opciones, pero pocas como éstas.
De las entrañas de la Tierra
A poco más de 94 km de la zona centro de Monterrey y a 105 km de Saltillo -menos de dos horas desde cualquiera de estos dos puntos- se encuentran estas aguas termales subterráneas. Ubicadas en el sur de Nuevo León, las Termas de San Joaquín posee dos áreas: la subterránea, exclusiva para huéspedes del hotel y otra abierta al público en general.
Sus aguas son ricas en azufre, perfectas para estimular la circulación sanguínea, mejorar la oxigenación del cuerpo y eliminar las toxinas.
Es conveniente pasar sólo cinco minutos dentro, salir a enfriarte de dos a cinco minutos y volver a entrar, para evitar un golpe de calor o cualquier malestar por la composición de las aguas. Y es que la temperatura de estas aguas termales rondan los 42ºC.
El espacio tiene su propio encanto: los pilares que lo rodean asemejan la arquitectura romana y están iluminadas con luz natural, por lo que sólo están disponibles durante el día.
Sin embargo, en las noches las noches de viernes y sábados, el hotel ofrece un espectáculo astronómico dentro de su observatorio. Pablo Lonnie Pacheco es el encargado de amenizar las veladas con explicaciones específicas sobre la Vía Láctea y lo que el cielo presenta esa noche. Es justo durante estas veladas cuando sí puedes gozar de las aguas termales de noche y a cielo abierto.
Curiosamente, las aguas termales de la zona pública alcanzan dos grados menos que las del hotel alrededor de 40º C), por lo que podrás gozar de sus beneficios con inmersiones un poco más prolongadas.
La reservación para el hotel o el área pública puede hacerse a través de su sitio web. Eso sí, por razones de salud, ambos espacios no admiten a menores de 18 años.
En medio del desierto
A 60km al sur de Jiménez Chihuahua y a 20 km del poblado Escalón, se encuentra Ojo del Caballo, las escondidas aguas termales subterráneas de la zona. Después de cruzar por el puente de Los Remedios deberás girar a la derecha en la brecha que presenta la ruta. Avanzando 15 minutos más estarás en tu destino.
La experiencia comienza desde el terreno de terracería que te lleva hasta la Ex Hacienda de los Remedios, construida en 1906 y destruída durante la Revolución Mexicana en 1910. La hacienda ofrece una vista privilegiada de la sierra de Los Remedios que se encuentra a sus espaldas.
A un costado del casco de la hacienda hay un camino que en menos de cinco minutos te lleva directo a la cueva que se localiza en el interior de la sierra,- donde encontrarás estas termas cuyas aguas rondan los 45ºC.
Dos pilares rodeados por una formación geológica te dan la bienvenida a tu baño termal. La caverna mide aproximadamente seis metros de largo. A un paso de la entrada está el primer cuenco subterráneo y nadando en el interior encontrarás otras piscinas de distintos tamaños que te guían hasta una cascada donde podrás disfrutar de un masaje natural, perfecto para liberar la tensión.
Esta cueva guarda, además, otras sorpresas, como as pinturas rupestres realizadas por pobladores de la región hace
más de 500 años.
Las de Ojo del Caballo son aguas termales “suaves”, es decir que sus componentes minerales son más tolerables para todo el mundo, y tampoco son azufradas, por lo que los niños son bienvenidos aunque, siempre bajo la supervisión de un adulto.
La entrada a este espacio es libre. Se recomienda visitar Ojo del Caballo por la mañana para evitar tumultos, gozar del espacio, de las pinturas que alberga y y la de la mismísima formación geológica.
Dado que Ojo del Caballo está en medio del desierto, te recomendamos llevar agua y comida suficiente para el día.
