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12 bares únicos en el mundo que debes conocer

En estos sitios que se mantienen fieles a su origen, tras años de existencia, te harán sentir como un local, incluso en el destino más remoto.

POR: Diego Berruecos

Foto: Diego Berruecos

¿Cuáles son esos lugares que mantienen intacto su espíritu original, incluso su mobiliario y recetas? Fanático de la gastronomía, nuestro editor de fotografía ha reunido en Instagram bajo el hashtag #elbarmáschiquitodelmundo (y cuenta) los hallazgos que hizo en sus muchos viajes: estas imágenes reflejan esos lugares poco conocidos en destinos muy visitados, y en los que hasta el visitante más evidentemente turista se sentirá y será recibido como un local.

Café de Dokter, Ámsterdam

Éste es el ejemplo perfecto del #barmáschiquitodelmundo. Es un bar muy pequeño al que llegué por recomendación de otro barman, lo cual habla muy bien del lugar, sobre todo porque son los sitios a los que ellos van cuando los demás bares cierran.

Este bar es el sitio más acogedor del mundo y se especializa en whiskies de single malt. Lleva en la ciudad años, ha pasado de generación en generación. Todavía ponen jazz en vinilos.

El lugar es operado por una sola persona y, cuando eso ocurre, sabes que estás en el lugar indicado, porque tiene una dedicación especial. Venden cervezas como en cualquier sitio de Ámsterdam, pero la selección de whiskies es espectacular.

Café Welling. Der.: Casa Salvador. Fotos: Diego Berruecos

Casa Museo Girogio de Chirico, Roma

Este lugar es una joya: un dúplex a pocas cuadras de la Plaza de España, en Roma, es en realidad una fundación que conserva la casa donde vivió este artista. Para visitarla hay que hacer una cita y es maravilloso para ver pinturas originales de De Chirico.

En la primera planta puedes ver el departamento tal como lo dejó (y como lo habitó) y en el segundo piso está su estudio. Este #barmáschiquitodelmundo dentro del departamento de De Chirico es hermoso porque, cuenta la leyenda, el pintor todos los días a las 12 se preparaba un aperitivo italiano.

Y por las botellas que quedaron se ve que lo que preparaba era una combinación con vermut, tradición que mantuvo hasta el día de su muerte, pasara lo que pasara.

Café Welling, Ámsterdam

Éste es un bar hermoso de muchos años, ubicado cerca del Conservatorio de Música de Ámsterdam. Desde un principio se convirtió en el punto de hangueo de los estudiantes y de los músicos de la zona. Era un lugar que siempre tuvo y tiene música en vivo.

Si bien se siente viejito, tiene una variedad increíble de cervezas servidas en draft y también una combinación muy rara de las botanas típicas de la ciudad, que son muy burdas y sencillas: queso, salchichones, aceitunas, huevos cocidos en salmuera.

Conocimos este lugar durante una comisión de Travesías y se convirtió en uno de nuestros favoritos, al punto que hemos regresado cada vez que pasamos por la ciudad.

Casa Salvador, Madrid

En realidad es un restaurante y podría decirse también que es un museo de la tauromaquia, ahora que está tan mal vista, aunque como muestra de ese fenómeno taurino es increíble.

La comida es espectacular: es cocina clásica madrileña, de la vieja escuela, como huevos rotos con jamón serrano y pan, la cerveza perfectamente fría. En el segundo piso tiene un enorme y gran ejemplo del #barmáschiquitodelmundo, una pequeña barrita en una esquina del restaurante, que es un lugar hermoso.

Además tienen de todo, incluidos buenos tequilas, y siempre, aunque no es un bar como tal, como buenos mexicanos puedes hacer la sobremesa en esa esquina de este restaurante de Madrid.

Rooie Nelis. Der.: El Cisne Azul. Fotos: Diego Berruecos

Hussongs, Ensenada

Ésta es una cantina mítica de Ensenada. La primera vez que la visité, el ambiente era fenomenal, con aserrín en el piso y una cantidad de gente cantando y bailando.

Como todas las cantinas de Baja California, se autodenomina la inventora de la margarita, aunque sin dudas la suya es excelente.

Algo importante de Hussongs es que está abierto casi las 24 horas. Hay algo bonito cuando estás en este calor arrollador de Ensenada y de repente te metes muy temprano, como a las 12 del día, y ves a un par de viejitos que la han visitado siempre, y entiendes la vida verdadera del lugar más allá de la noche, cuando se llena de turistas, en su mayoría estadounidenses.

El Dandy del Sur, Tijuana

Éste también es un bar mítico, con mucha historia. Hay muchas leyendas alrededor del lugar; dicen que por aquí pasaron roqueros como Jim Morrison. En verdad creo que el bar tiene todo el carácter y el ambiente como para ser un clásico.

Tiene una rocola maravillosa y, un poco como el Hussongs, es un lugar que abre temprano, por lo que, independientemente del buen ambiente que puede tener en las noches, igual te puedes meter a las dos de la tarde a tomar una cerveza fría y encontrarte con estos personajes que realmente usan el bar como su sala, como su lugar para pasar el tiempo.

Hussongs. Der.: Rooie Nelis. Fotos: Diego Berruecos

Soggy Dollar, Van Dyke, Islas Vírgenes

Aquí, la selección del #barmáschiquitodelmundo se pone más exótica, ya que se encuentra en las Islas Vírgenes Británicas. Es muy famoso, muy popular, y el trago más conocido y por el que todos van es el Pain Killer, que es básicamente una bebida para curar la cruda.

En estas islas británicas es un trago muy característico, y es con lo que se empieza a beber después de un día de fiesta. Se trata de una especie de piña colada con nuez moscada, una variación no mucho más complicada que eso, pero sí es muy rico.

Otra cosa padre del lugar es que hay como una correspondencia de tragos, de personas que dejan pagados Pain Killers para que sus amigos puedan ir a “cobrar-los” cuando los necesiten.

Kermitt Bar. Foto: Diego Berruecos

Kermitt’s Bar, Bermudas

También localizado en esa zona del Caribe, es como un shack, con una estructura de metal, muy bien surtido con chelas de la zona, como la Banks que se ve en la foto.

El lugar tiene luz verde fosforescente, una selección de música padrísima, obviamente mucho reggae. Y la otra cosa maravillosa que tiene este lugar es que hacen un pollo barbecue asado ahí en su patio, delicio-so, que te lo terminan poniendo en un container de unicel.

De alguna forma te sientes fuera de ese Caribe turístico, lleno de estadounidenses, de cinco estrellas, lo que es genial porque te permite entrar en la vida real de quienes viven y trabajan en Bermudas y ver cómo hanguean. Y para uno, como viajero, es la oportunidad de escapar de ese circuito hotelero.

Le Rosebud, París

Es un bar hermoso que tiene muchos años. Me lo recomendó hace tiempo un amigo. Es un lugar al que va todo el mundo que vive y visita París (yo incluido).

Es un bar de cocteles clásico, superelegante, en el que sirven los tragos como deben ser, no con esta nueva faramalla de mixología ultrapusheada de los últimos años, sino con el espíritu antiguo, elegante y tradicional. También tiene cocina.

Está en una zona bastante retirada de París, no en un barrio de moda, lo que es una gran ventaja, ya que no tienes el estrés típico de esta ciudad para ver si vas a encontrar dónde sentarte.

Es un bar en el que sabes que el martini va a estar impecable y al que puedes visitar un día cualquiera de la semana para despejarte.

El Cisne Azul, Madrid

Es un lugar muy conocido cuya cocina se especializa en las setas, pero el punto clave aquí es que, más allá del restaurante, también tiene un bar. Tiene toda la pinta de un bar madrileño, con una barra central, protagónica, pequeñas mesas alrededor.

Aquí no hay reservación: tienes que llegar y apuntarte, por lo que se hacen filas de espera para entrar, así que se recomienda llegar temprano y apuntarte o tener mucha paciencia y tomar cañitas alrededor hasta que te dejen pasar.

El lugar ejemplifica a la perfección el espíritu del #barmáschiquitodelmundo: es un lugar que tiene muchos años, la cocina es muy sencilla, con ingredientes deliciosos, y al final, cuando te puedes sentar y probar las setas con huevo o el atún, no puedes pedir más.

Café Welling. Foto: Diego Berruecos

Rooie Nelis, Ámsterdam

Este bar era de esos lugares en los que entras y te das cuenta de que aquí pasó de todo. Hay tantas fotos en las paredes y se ve un apogeo y un glamur de otra época, en la que se ve que la pasaban bomba. Lamentablemente, debió cerrar en forma permanente, pero su historia se mantiene en nuestra memoria y en las fotografías.

El día que llegamos lo hicimos de día, por lo que pudimos ver a los vecinos, a los locales, hangueando.

Tuvimos toda la sensación de conocer, de ver, a la que creemos es la protagonista del bar, que no sabemos si lleva su mismo nombre: es esta güera, glamurosa, en una foto de óvalo que está en el booth color vino, en el mero centro del lugar.

Brickhouse. Foto: Diego Berruecos

Brickhouse, Vancouver

Creo que fue uno de los primeros #baresmáschiquitosdelmundo que entraron a la lista. Está cerca del Barrio Chino de la ciudad y es un bar como medio enterrado, que tiene esta vibra de pub, de sala de una casa. Y la historia detrás de este personaje que atiende el bar es que es el propietario y está solo.

Vas haciendo cola para pedir una cerveza, pero, como es de esperarse, es de esas personas que tiene sus reglas sobre cómo pedir las cosas en su bar: si le invitas un shot, se lo toma; es de aquéllos con aguante para el alcohol.

Hay mesas de billar, salas y una perfecta selección de cervezas en draft.

 
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