Música, comida, arquitectura, arte. La esencia de Zacatecas se siente por todos lados.
Esta ciudad de pasado minero y colonial vibra muy alto, no sólo en sus edificios, sino en su exquisita comida que se ha posicionado como una favorita en el mapa gastronómico de México.
Zacatecas es una ciudad como ninguna otra en México. Aquí, entre destellos del pasado minero, fachadas de cantera rosa y más museos por habitante que algunas de las capitales creativas del mundo, la cultura, en todas sus expresiones, se vive a nivel de calle. En Zacatecas, la arquitectura y la gastronomía se encuentran por todos los rincones y siempre se destacan. A diferencia de muchas ciudades coloniales, aquí los atractivos turísticos no se concentran sólo en un cuadrante, sino se extienden por varias calles y plazas.
El recorrido arquitectónico comienza en la avenida Juárez, con el Jardín Independencia, que se construyó para celebrar el centenario de la independencia de México. Por su parte, la Casa de Cultura, a un costado del jardín, es de los primeros edificios que tienen una típica fachada de cantera rosa. Al subir por la avenida Hidalgo —que es la principal vía del centro— queda claro por qué hace más de 25 años la UNESCO declaró a la ciudad Patrimonio de la Humanidad.
El abanico de posibilidades culturales en Zacatecas abarca cerca de 500 años.
El Teatro Calderón es uno de los espacios culturales más importantes para los zacatecanos, y justo enseguida, la Catedral Basílica corona el paisaje urbano. Este recinto religioso es uno de los más bellos del país, obra culmen del arte barroco novohispano churrigueresco. Otra parada imperdible es el Templo de Nuestra Señora de Fátima, una construcción neogótica en cantera rosa que le agrega una variante interesante a la postal de la ciudad.
Al subir por la avenida Hidalgo —que es la principal vía del centro— queda claro por qué hace más de 25 años la UNESCO declaró a la ciudad Patrimonio de la Humanidad.
La gastronomía de la ciudad es poderosa. La oferta típica para el desayuno son las gorditas de guisados que, para comer como un verdadero zacatecano, han de ser de Gorditas San Rafael. Si no hay prisa por comenzar a explorar el destino, entonces hay que sentarse en el Itacate Zacatecano, donde el desayuno puede durar hasta 10 tiempos, todos tan buenos que es imposible saltarse alguno.
Zacatecas es una de las ciudades en México que más museos tiene por habitante.
Para la comida hay un sinfín de opciones. Finca Serrano, Santos Maestros, El Paraíso, Ceremonia, México Lindo y Querido, Acrópolis, Los Jorges, La Leyenda y Los Dorados de Villa son garantía. Los primeros cuatro ofrecen comida zacatecana con un giro gourmet y los demás la preparan de forma tradicional. Finalmente, en las calles y de noche, el rey de la comida zacatecana es el taco envenenado, un placer tan simple como suculento. Se trata de un platillo heredado del pasado minero de la ciudad: un taco relleno de una mezcla de frijol, papa, chorizo y chiles secos que se dora en manteca y se acompaña con chiles güeros toreados.
La charrería es una tradición arraigada en la cultura zacatecana.
Entre las cantinas tradicionales en el centro, Las Quince Letras es una de las más famosas.
La gastronomía zacatecana mantiene la herencia de la cocina virreinal.
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