Parras es un oasis de vegetación y agua al sur del caluroso estado de Coahuila.
Parras, Coahuila, es un oasis en el desierto. La historia, tradiciones y producción de vinos hacen de este Pueblo Mágico un destino único.
En Parras, tierra natal de Francisco I. Madero, se sembró la primera vid de todo el continente americano, y desde ese momento y hasta ahora produce vinos mexicanos extraordinarios. La vida en las calles de este Pueblo Mágico es tan tranquila, colorida y cálida que no querrás regresar pronto a casa.
Parras es un pueblo que sorprende por muchas razones; un oasis de vegetación y agua al sur del caluroso estado de Coahuila. Dada su sorprendente producción vinícola, la mejor manera de conocerlo es con un paseo por sus bodegas más reconocidas.
La vida en las calles de este Pueblo Mágico es tranquila, colorida y cálida.
La Hacienda San Lorenzo plantó vides desde 1597 con el permiso que concedió la realeza española para hacer vino en México, y eso la convierte en la vitivinícola más antigua del continente americano. Después de 300 años de plantaciones, en 1893 la hacienda se convirtió en el hogar de Casa Madero —fundada por Evaristo Madero, abuelo del ex presidente de México Francisco I. Madero—, que hoy es una de las mayores productoras nacionales de vino.
Uno de los mejores momentos para ir a Parras es, sin lugar a dudas, la temporada de vendimia.
Los viñedos de Casa Madero son tan grandes que es mejor recorrerlos en coche, y para verlos en su totalidad hay que subir a un mirador y dejarse sorprender. En las bodegas de la hacienda también se encuentra el Museo del Vino. La ruta sigue por Viñedos Don Leo, un joven y espléndido viñedo enclavado en el Valle del Tunal. Don Leo inició su historia como casa ganadera y en el año 2000 comenzó su plantación de vid. En estos 20 años han crecido mucho, tanto en cantidad como en calidad.
En Parras se encuentra la vitivinícola más antigua del continente americano, fundada en el siglo XVI.
En el restaurante de Viñedos Don Leo sirven cortes de carne espectaculares para acompañar los vinos premiados de la casa. Desde el salón de enormes ventanales, además, se ve la inmensidad y la belleza del valle, el complemento perfecto para disfrutar sus creaciones culinarias. Visitar este viñedo es una auténtica experiencia campestre de lujo.
La historia, tradiciones y producción de vinos de Parras lo han puesto en el mapa de México como un destino único.
La siguiente parada de la ruta es la bodega Rivero González, una vinícola que nació como un hobbie de la familia Rivero González y que los ha llevado a ganar varias medallas por sus excelentes vinos. Su producción es pequeña y de edición limitada, con lo que garantizan la máxima calidad en cada botella. Además del recorrido por los viñedos y la bodega, se puede tener una cata de vinos a la sombra de un enorme nogal, acompañada de una muestra gastronómica parrense: ate y queso, carne de primera calidad y guisos tradicionales.
Botas Vaqueras. Vale la pena recorrer las tiendas del centro para ver las diferentes creaciones.
Casa Madero, una parada obligada en la ruta del vino parrense.
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