Si hablamos de secretos a voces, la isla de Holbox es posiblemente el más ruidoso. Ubicada al norte de Quintana Roo, en el último rincón del Estado, su condición de paraíso intocable podría cambiar cualquier día. Detrás de la isla, y de la Reserva de la Biosfera Yum Balam, hay muchos intereses que llevan años esperando para abrir la isla a la inversión hotelera.
Hay muchos factores que hacen de Holbox un lugar único: desde la ubicación geográfica, en la esquina donde las aguas del mar Caribe se encuentran con las de Golfo, hasta su aislamiento del resto de la península, pasando por una fauna riquísima y unas playas hermosas.
La playa, que se extiende poco más de dos kilómetros mirando hacia el norte, corre sin tropiezos con una arena blanca
Solamente hay dos maneras de llegar a la isla: en avioneta, desde el aeropuerto de Cancún; o en ferry, desde Chiquilá, un pequeño puerto a poco más de dos horas de Cancún. Esa media hora en barco hace que algunos turistas se lo piensen dos veces y que prefieran otros destinos de la Riviera Maya.
Una vez en Holbox, hay que olvidarse de los autos y moverse de preferencia en bicicleta, aunque muchos locales usan carritos eléctricos para desplazarse. La playa, que se extiende poco más de dos kilómetros mirando hacia el norte, corre sin tropiezos con una arena blanca y fina que, durante el día refleja el sol con intensidad y también produce unos hermosos tonos azules en el mar. Con apenas unas cuantas olas y muy poca profundidad, es la playa soñada de quienes viajan en familia o prefieren la tranquilidad de una alberca.
Todos los hoteles han respetado el espacio entre la avenida que recorre la zona hotelera y la playa, permitiendo la vista completa desde cualquier ángulo. Aunque en la isla hay muchas cabañas y hoteles sencillos, el favorito, y el clásico, es Casasandra. Este hotel boutique lleva el nombre de su dueña, una mujer carismática y muy enamorada de las artes, quien de a poco fue convirtiendo su casa en un maravilloso espacio lleno de detalles personales. Las paredes de la casa están repletas de obras suyas, y es común que se organicen veladas de música con artistas residentes.
Qué hacer
Nadar con el tiburón ballena, el pez más grande del mundo, es una de las principales razones por las que los turistas llegan a este lugar de junio a agosto.
Ver la colonia de flamencos (de abril a octubre) que se mezcla con otras aves de la isla como los pelícanos es un espectáculo natural.
Reservar uno de los tours de pesca que organizan los pescadores locales en el puerto. En la misma lancha, en medio del mar, se prepara la pesca del día en forma de ceviche.
Nadar en las frescas aguas del Cenote Yalahau, un ojo de agua dulce en uno de los extremos de la isla.
Ver la bioluminiscencia, un espectáculo natural de luces en medio de la noche, en época del tiburón ballena.
Dónde dormir
Ser Casasandra $$$
Este hotel es uno de los clásicos de la isla. Aunque uno no se hospede aquí, hay que probar su restaurante y spa.
Las Nubes de Holbox $$$
Con tres opciones distintas de alojamiento (bungalow, junior y master suite), este hotel tiene una opción para toda clase de viajeros. Su ubicación, al final de la zona hotelera, promete privacidad absoluta.
Punta Caliza $$$
Punta Caliza es la culminación de un sueño familiar. Este hotel, además de ser la oferta más moderna en la isla, busca ser un espacio que permita disfrutar la belleza y gran hospitalidad de la cultura mexicana.
$ menos de 1000 MXN
$$ 1000-2000 MXN
$$$ 2000-5000 MXN
$$$$ Más de 5000 MXN
Cuándo ir
La mejor época para visitar la isla es de junio a agosto. En estos meses se empalman las temporadas de flamencos con la del tiburón ballena.
Cómo llegar
Solamente hay dos maneras de llegar a la isla: en avioneta, desde el aeropuerto de Cancún, o en ferry, desde Chiquilá, un pequeño puerto a poco más de dos horas de Cancún.
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