Paseo Montejo. Foto: Livia Radwanski
En Mérida, la tradición y la modernidad conviven en cada rincón; entre fachadas llenas de historia, hoteles boutique, sabores intensos y canciones en marimba.
La capital de Yucatán tiene un encanto y un ritmo que no se puede encontrar en ninguna otra ciudad de México. Esta guía de Mérida atraviesa sus sabores mayas, su arquitectura colonial y sus tiendas, restaurantes y hoteles escondidos dentro de casonas afrancesadas reflejan los distintos capítulos de su historia.
Galería José García.
En Mérida dan ganas de pasar el rato sin límite de tiempo. Pasear por la “Ciudad Blanca” —llamada así por su luz y el color de sus construcciones— es caminar por una ciudad se extiende poco a poco. Fue fundada en 1542 por Francisco de Montejo. Impresionado por los sitios arqueológicos cercanos, Montejo le puso el nombre de la ciudad española Mérida, con sus igual de impresionantes vestigios romanos. Todavía hoy, Mérida es el mejor punto de partida para hacer excursiones de un día a casi una docena de los sitios arqueológicos más importantes de México.
En Mérida cada esquina tiene sus secretos, historias que buscan salir a la menor provocación. Hay que empezar por los clásicos: Paseo de Montejo. En la calle más famosa de Mérida, hermosas mansiones de principios del siglo XX se han transformado en atractivas galerías, boutiques, restaurantes y cafés. Hay que pasearse por el lado oeste, donde pueden admirarse las espléndidas Casas Gemelas, el Museo Regional de Yucatán Palacio Cantón, la Casa-Museo Montes Molina y el masivo Monumento a la Patria.
Paseo Montejo
El paseo se puede continuar rumbo al centro, hacia la Plaza Principal, para observar en sus costados la Casa de Montejo, convertida ahora en museo y banco. A pocos pasos está la Catedral de San Ildefonso, la más antigua del continente, construida entre 1561 y 1598 con piedras de antiguos templos mayas. La magnífica arquitectura del centro incluye estilos de diferentes épocas, incluyendo barroco y neoclásico con toques de influencia francesa. Justo en contra esquina está el Palacio de Gobierno de Yucatán, construido originalmente en el siglo XVI como fortaleza militar (en 1892 se convirtió en sede gubernamental). En sus paredes hay 27 murales de Fernando Castro Pacheco, que cuentan la historia oficial de Yucatán.
Comer en Mérida es una experiencia en sí misma. Bien ubicado en el centro de la ciudad y con un menú al que no le falta ningún antojito, la parada gastronómica por excelencia es La Chaya Maya. Desde panuchos y salbutes hasta un brazo de mestiza, aquí hay de todo. Hay que llegar temprano o tener paciencia porque generalmente hay que esperar un buen rato para conseguir una mesa. En la ciudad también hay mucho que comprar, y los viajeros encuentran en la ciudad (sobretodo en el centro) decenas de opciones para llevarse una guayabera, una hamaca o un sombrero de recuerdo.
Paseo Montejo
¿Sabías que…?
El nombre de Yucatán viene del maya uh yu ka t’aan que significa “escucha cómo hablan”. Se dice que el nombre viene de una confusión lingüística, a raíz de las preguntas constantes que hacían los conquistadores españoles cuando llegaron a estas tierras.
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