Vibrante, generosa y exigente, Oaxaca es uno de esos destinos en los que, entre un mezcal y otro, los días se alargan todo lo que uno quiera. Aquí hay mucho que ver, hacer y comer; desde los sitios arqueológicos de los Valles Centrales hasta las cascadas petrificadas de Hierve el Agua y los fogones que celebran los sabores tradicionales en el centro de la capital. Oaxaca es naturaleza imponente, personajes y tradiciones. Como Dionisia Aldeco Alejandrez y su panadería, o la Danza de los Zancudos en Zaachila.
Uno de esos destinos en los que, entre un mezcal y otro, los días se alargan todo lo que uno quiera.