Nizuc Resort & Spa: un paraíso terrenal
Muy cerca del aeropuerto de Cancún, este hotel de lujo hace realidad todo lo que habías soñado. Diseñado para dar tranquilidad y privacidad, desde el momento del check-in sentirás que llegaste a casa.
POR: Milagros Belgrano Rawson
A 12 minutos del Aeropuerto Internacional de Cancún, y a unos pasos de la Zona Hotelera, se encuentra este resort de lujo, considerado el “Hotel Más Instagrammable del Mundo en 2020”. Inaugurado en 2014, en Nizuc Resort & Spa nunca encontrarás filas para desayunar, acceder a la alberca o alguna de las actividades acuáticas que aquí se organizan. Aquí, las premisas son ofrecer al huésped, ante todo, tranquilidad y privacidad. Y exclusividad, porque aquí no hay habitaciones, sino suites y villas, la mayoría con vista al mar y una alberca infinita privada.
No bien llegues del aeropuerto, tal vez acalorado y cansado, en el lobby, el personal te recibirá con calidez y una sincera sonrisa, con alguna bebida y una toalla húmeda para refrescarte. El proceso de check-in será uno de los más veloces que hayas visto y enseguida estará listo un carrito de golf para llevarte a una suite o villa de ensueño. En el camino, mientras te relajas, verás exuberantes jardines, espejos de agua, enmarcados por la jungla de la Riviera Maya.
Una casa de lujo
El diseño de interiores, imaginado por el arquitecto mexicano Alejandro Escudero, se basó en materiales orgánicos, madera y piedra. Y en una paleta de tonos tierra, que combinan con el hábitat natural y proporcionan sosiego al que aquí venga en busca de tranquilidad. El diseño se aleja de cualquier fórmula comercial y procura que cada villa y suite se sienta no como una habitación estandarizada -de hecho no hay una igual a la otra-, sino como una casa de lujo. ¿El bonus track? Justo al borde de las aguas turquesas de esta porción del océano, Nizuc regala vistas inolvidables, desde el amanecer hasta el atardecer, y desde casi todas las suites y villas.
El resort resulta, además, ideal para disfrutar en familia, en pareja o solo -¿qué mejor regalo que obsequiarte unos días en este paraíso personal para recargar pilas y descansar?-. Teniendo en mente a cada huésped, que es tratado como una persona con gustos y deseos específicos, se concibieron distintos tipos de suites. Las Ocean Suites, por ejemplo, con vista al mar, son sólo para adultos y perfectas para una escapada romántica o una luna de miel. Mientras, las Residence Suites tienen diferentes amenidades, que van desde las Master Suite con piscina de borde infinito y vistas panorámicas al océano, hasta la Penthouse Suite con una gran terraza, alberca privada y el Caribe de fondo.
El resto de las suites, dobles o sencillas, se comunican entre sí para brindar un confort extra a quienes se hospedan en familia. Cabe destacar también que el hotel cuenta con Winik’s Kids Club, un programa de actividades para niños de entre 4 y 12 años.
Spa y fine dining
En su SPA, diseñado según los estándares de la marca de cosmecéutica británica ESPA -este centro de bienestar es el primero en Cancún en contar con este sello-, encontrarás tratamientos que combinan lo último en wellness con rituales mayas ancestrales. Instructores certificados dictan, además, sesiones de yoga, meditación o clases de aqua pilates, zumba, TABATA, HITT, spinning y entrenamiento funcional. Y un profesor de la academia Peter Burwash International -con sede en Malasia- imparte clínicas de tenis para todos los niveles.
Unas líneas aparte merece la gastronomía del resort, que cuenta con seis restaurantes y tres bares-lounges con mixología de vanguardia. Ramona, el restaurante insignia del hotel, reinterpreta la cocina mexicana con toques actuales, mientras que Terra Nostra se enfoca en una carta mediterránea y especialidades a la leña. La Punta Grill, por su parte, es perfecta para comidas casuales, que se sirven afuera, mientras se oyen las cigarras y el oleaje del mar.
En Café de La Playa, podrás desayunar u optar por un brunch disfrutando del océano desde tu mesa. Y si deseas celebrar una ocasión especial, en Ramona se sirve un cena diseñada por el chef Sylvain Desbois, maridada con distintos tipos de champagne Dom Pérignon. ¿Demasiado bueno para ser verdad? Si buscabas tu paraíso personal, sí. Aquí lo has encontrado.
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