México está plagado de ciudades coloniales llenas de historia y de viejos relatos. Un ejemplo honroso de esto es Guanajuato, una urbe con más de 500 años de tradición, que por su arquitectura y su pasado es considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad. En esta pequeña metrópoli los visitantes se pueden perder entre: calles estrechaz, túneles, plazas y edificios coloniales que han atestiguado el tiempo y sus personas.
Pero además de histórico, Guanajuato es un lugar profundamente literario. Entre sus arterias se cuentan algunas leyendas antiguas que han sido parte del imaginario colectivo a lo largo de los siglos. Quizá de todos estos cuentos anónimos que hay en la ciudad el más famoso es el del Callejón del Beso; ese que se suscitó en una callejuela construida en el siglo XVIII, en plena época de la Colonia, en las faldas del Cerro Gallo. Una pequeña calle llena de desafíos geométricos en la que los balcones de las casas están separados por escasos centímetros.
Esta famosísima leyenda (al más puro estilo de la época de la conquista) relata el amor prohibido entre Carmen, una mujer burguesa y Luis, un minero local. Todas las noches estos jóvenes se veían en secreto en este callejón de Guanajuato. Ella salía al balcón de su habitación y lo veían a él en el de la casa de enfrente. Una noche el padre de la aristócrata descubrió su secreto y apuñaló a Carmen. Cuentan las personas del lugar que desde ese entonces el lugar tiene un hechizo y las parejas que lo visitan tienen que emular ese último beso entre el minero y la burguesa, si no quieren ser víctimas de la maldición.
No hay nada que nos indique que este evento realmente ocurrió, no obstante las dos casas de la leyenda son un punto obligado si uno va de visita a Guanajuato. ya que además de una arquitectura interesante, el lugar está cargado de folclor guanajuatense y es una parte fundamental de la tradición oral de la ciudad.
Por esto, el Callejón del Beso es una valiosa representación del patrimonio material e inmaterial que vale la pena conservar.