Tokio: el nuevo paraíso de las compras
Ésta es la historia de cómo los japoneses se convirtieron en los verdaderos reyes de la industria de la moda.
POR: Redacción Travesías
Tokio es el nuevo paraíso de las compras, el nuevo París. A diferencia de la capital francesa, aquí no verás a parejas besándose en medio de la calle, en el tren o en cualquier otro lugar. Los japoneses no demuestran su amor de esa manera. Quizá la única pasión que sí dejan que salte a la vista en público es la que tienen por el estilo y la moda. Los habitantes de Tokio no conocen límites cuando se trata de vestir.
Según el barrio, puedes ver todo tipo de estilos en las calles. Algunos, incluso, se han vuelto cliché: como la chica de Harajuku o la Audrey, o el chico ivy… cualquier camino que hayan elegido es un amor sin compromisos. Tokio es lo más cercano al paraíso comercial que puedas encontrar, no es exageración: no hay mejor servicio en el mundo y es posible hallar de todo.
La reinvención de la moda
Hablemos de las personas detrás de la industria de la moda y empecemos por los compradores, que nunca descansan: viajan apasionadamente por el mundo en busca de la nueva tendencia, el objeto raro, el diseñador más prometedor de la tienda. Incluso, a veces, se convierten en superestrellas: dan charlas, escriben columnas y hasta crean sus propias líneas.
Tokio cuenta con muchas tiendas selectas con todo tipo de conceptos. La colorida Super A Market, en Aoyama, se inspira en un supermercado o farmacia estadounidense. The Pool es una ex alberca convertida en una selecta boutique dirigida por el Padrino de Harajuku, también conocido como el Carisma de la Moda, Hiroshi Fujiwara, quien propone una selección radical de ropa y accesorios, convirtiendo a todos los artículos, de inmediato, en must-have, por lo que se agotan rápidamente.
La apertura de una tienda es como sumergirse en una nueva aventura. La gente se emociona mucho. Esto se relaciona, probablemente, con el hecho de que Japón fue una isla cerrada durante largo tiempo, y su avidez por importar se ha convertido en parte de la cultura.
Cada vez que un nuevo diseñador o una nueva firma llega a Japón es como una pequeña victoria. Los japoneses encargados de las tiendas se amalgaman con orgullo con la filosofía y la estética de la marca que representan. Son el mejor ejemplo de la calidad en el servicio. Les encanta la idea de ser parte de un proyecto y tratan a los clientes con tal cuidado e interés, que los hacen sentir como si también fueran parte de la aventura.
Dentro de la lista de diseñadores que no se deben perder de vista están nombres como Yukinori Maeda, con su marca Cosmic Wonder. Maeda, quien es también artista (representado en Tokio por Taka Ishii Gallery) propone una línea de ropa minimalista en el punto medio entre la tradición y la vanguardia.
Hiroki Nakamura, diseñador de Visvim, es uno de los favoritos tanto en la escena local como internacional: comparte su amor por el diseño estadounidense, sobre todo el californiano, los vaqueros y la cultura nativa americana con un agudo toque japonés. Con Toga, Yasuko Furata ha tenido bastante éxito. Ahí logró desarrollar una visión única, inspirada en lo vintage y el rock and roll, al tiempo que trajo algo totalmente nuevo a su negocio. Undercover by Jun Takahashi y Sacai by Chitose Abe son nombres que han llegado de fuera, pero visitar sus tiendas no está de más. No japoneses, pero absolutamente tokiotas, son los diseñadores Julien David, con su marca homónima, y Mike Abelson, detrás de la firma Postalco.
Tokio con estilo
Los clientes, en el corazón de la industria, son tan fieles y dedicados a las marcas que se convierten en el ideal de cualquier negocio. Les encanta crear uniformes y están todo el tiempo buscando a nuevos diseñadores para convertirlos en mentores. Las colas frente a la tienda Supreme, en Harajuku, o las que están frente a Dover Street Market, cuando se lanza una nueva pieza o un artículo de colección son pruebas irrefutables de su dedicación-adicción.
Un paseo por la librería Tsutaya, en T-Site de Daikanyama, es un imperdible para los amantes de los libros. En este lugar, las publicaciones de moda son algo serio. Ahí puedes encontrar, con facilidad, versiones importadas de todas las revistas sagradas que existen en el mundo del estilo, junto con su versión japonesa.
Varias publicaciones son sobre moda callejera (street shots) y otras tantas son independientes, como Union, The Reality Show y Common & Sense. Hojea las publicaciones de Magazine House: Brutus, Casa Brutus, Ginza, & Premium y Popeye, revistas de calidad que reflejan bien las tendencias japonesas. Quizá notes que parecen catálogos, eso es porque a los lectores locales les gusta leer informes y ser guiados por las distintas formas de la moda y tendencias.
Lo que más admiro de la actitud de los japoneses hacia la moda es el genuino conocimiento que tienen de sí mismos. Saben lo que les va bien dependiendo de la imagen que quieren reflejar, por algo tienen tanta fama en el arte de envolver. Por lo general, debido a la complexión de su piel, no llevan tonos nude, pero, por suerte, ¡no todos aplican esta regla!
Las marcas internacionales ajustan, con cuidado, sus tallas y diseños para el mercado japonés. Ser conscientes de la imagen los hace compradores inteligentes. No es exageración, pero ver japoneses vestidos con ropa de Comme des Garçons, literalmente “como niños”, marca creada por el genio Rei Kawakubo, es como escuchar una pieza musical interpretada por un virtuoso.
El dinero, por lo general, no es motivo para dejar de alimentar su adicción: se comprometen y ahorran hasta que logran comprar al menos un accesorio de la firma que admiran.
Así que, sabiendo todo eso, ¿dónde debes comprar en Tokio? ¿Cómo puedes formar parte de este amor tan incondicional? Según tu edad, presupuesto y estilo verás la ciudad de manera diferente.
Ginza
Empecemos por la que fue la meca cuando la moda occidental entró por primera vez a Japón, es decir: la era Taishō, también conocida como los años veinte, cuando el “mobo” y la “moga” (modern boy y modern girl) iban de compras a Ginza. Ahí conseguían vestidos tipo flapper —vaporosos y con amplios escotes— y labiales de colores intensos.
El barrio aún conserva el sabor de esa época, con sus lugares anticuados, sus tiendas exclusivas en hilera y sus depaato (tiendas departamentales). De estas últimas, Ginza Street tiene las mejores: Matsuya y Mitsukoshi. Ahí encuentras de todo: desde sótanos con deliciosos y extraños manjares, hasta accesorios, salones de belleza, productos de diseño y, casi siempre, cafés y terrazas en las plantas altas.
Muchas de las tiendas de Ginza son instituciones de lujo que ofrecen exhibiciones periódicas. El edificio más notable es de cristal y fue diseñado por Renzo Piano para Maison Hermès y su galería: Le Forum.
Sin embargo, hay una construcción, parecida a una colmena de ocho pisos, que se posiciona como la meca moderna de Ginza: Dover Street Market, que ofrece la mejor selección local e internacional, además de todas las líneas de Comme des Garçons.
La adición más reciente y emocionante de la zona es En Route, una selecta tienda de runwear creada por United Arrows y diseñada por el arquitecto Schemata; que incluye a Gyakusou, la colaboración entre Nike y Undercover, su propia línea y más. También dispone de cuartos con duchas, productos Aesop para el cuidado de la piel y personal dispuesto a correr contigo y a ayudarte a descubrir Tokio en el camino.
Omotesandō y Aoyama
Esta área es mucho menos old school, pero igual de lujosa y con gran oferta en cuestión de moda. Las calles, llenas de marcas extranjeras, gravitan alrededor de la intersección de dos avenidas: Aoyama y Omotesandō. Hay que recorrer esta última hasta llegar al Museo Nezu, una hermosa construcción con jardines, obra del arquitecto Kengo Kuma. Justo enfrente, en la esquina, se encuentran Arts & Science, un grupo de tiendas, propiedad de la estilista Sonya Park, donde cada objeto, ropa y accesorio es cuidadosamente seleccionado por ella, y su restaurante Down the Stairs, donde ofrece deliciosa comida saludable. Por cierto: para los amantes del jazz, sólo tienen que cruzar la calle para llegar al Blue Note Jazz Club, que está a unos pasos.
Las marcas de lujo ubicadas en la calle Omotesandō ponen especial atención y hacen un gran esfuerzo por sobresalir en la parte arquitectónica, por lo que más que tiendas son santuarios que merecen ser visitados. Prada y Miu Miu, ambas diseñadas por Herzog & De Meuron, son sólo los ejemplos más famosos, pero también están Dior, a cargo de Sanaa; Omotesando Hills, por Tadao Ando; Tod’s, por Toyo Ito, entre otras.
También vale la pena visitar Gyre, un concept mall muy elegante; Good Design Shop y Trading Museum, ambos por Comme des Garçons; y Maison Martin Margiela.
Sin embargo, las calles más emocionantes no son las principales, sino las traseras, donde puedes encontrar f.i.l. (Free International Laboratory); Visvim, marca local; Kurachika by Porter, la empresa más antigua de bolsos en Japón y un tesoro nacional. También están Acne, Undercover, Thom Browne, Maison Kitsune, Zucca, Adelaide Addition y Sacai, sólo por nombrar algunas.
Harajuku
Al final de la calle Aoyama se encuentra el distrito de Harajuku y la tienda departamental Laforet. Aquí, en este barrio, están todas las tiendas donde puedes comprar ropa de moda japonesa extravagante, tipo sweet Lolita o cosplay que tienes en la mente, y más, mucho más. Sólo respira y entra, es una experiencia que tienes que vivir.
Harajuku significa multitud, colores, buen gusto, mal gusto, fotógrafos que buscan modelos de moda callejera que posen para sus medios, como las revistas Fruits y Street, y algunos blogs de estilo. Es un concentrado de todo, pero en especial de compras.
Aunque la mayoría de las tiendas ofrece ropa asiática barata, también es posible hallar algunas prendas buenas, como la ecléctica galería Vacant, que tiene buen café, una excelente selección de libros y eventos semanales (aunque la mayoría están en japonés). Jingumae Store, del diseñador francés Julien David, y la excelente United Arrows, el paraíso sartorial de los dandis, también se ubican ahí.
Los habitantes de Tokio sostienen un romance permanente con la naturaleza. Pasan la mayor parte de su tiempo en interiores, por culpa del trabajo y la vida diaria, pero siempre encuentran maneras de escapar del cemento y entrar en contacto con la vegetación.
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