Rosas & Xocolate: las dos caras de Mérida
Por su gastronomía, su naturaleza y su oferta cultural, la ciudad de Mérida, en el estado de Yucatán se ha convertido en uno de los destinos más atractivos para turistas nacionales e internacionales, y en la opción perfecta para una aventura #KIATravel. Para absorber la esencia de Mérida, basta con caminar por el Paseo de […]
POR: Redacción Travesías
Por su gastronomía, su naturaleza y su oferta cultural, la ciudad de Mérida, en el estado de Yucatán se ha convertido en uno de los destinos más atractivos para turistas nacionales e internacionales, y en la opción perfecta para una aventura #KIATravel.
Para absorber la esencia de Mérida, basta con caminar por el Paseo de Montejo, la avenida más grande de Mérida, famoso por ser el corredor turístico principal. A lo largo de sus más de 5000 metros, se levantan cientos de tiendas, restaurantes, hoteles y edificios históricos, que dejan ver la historia de la ciudad y su evolución y adaptación a la era contemporánea.
En el número 480 de la avenida se ubica el hotel Rosas & Xocolate, que ejemplifica la amalgama entre lo tradicional y lo moderno que caracteriza a la avenida. Su dueño, Carol Kolozs Fischer, quiso restaurar dos mansiones coloniales y darles un toque arquitectónico actual. Como resultado, el lugar ganó el premio Ícono de diseño 2011, de la revista Architectural Digest. Sus paredes rosas y sus ventanales antiguos son un ejemplo claro y remarcable de las propuestas nacionales contemporáneas dando nueva vida a las instalaciones coloniales.
El deleite visual del lugar llega hasta la cocina. Su restaurante sobresale por su terraza, llamada Moon Lounge, donde las noches adquieren un tono romántico con el cielo estrellado como lienzo y el sonido del jazz como acompañante. Con una oferta variada de gastronomía de fusión, Rosas & Xocolate se convierte en el cómplice ideal para una velada inolvidable en la península de Yucatán.
Para terminar el viaje, nada como un masaje en el spa del hotel, cuya filosofía “high-touch low-tech” se basa en el uso de técnicas tradicionales y el contacto humano. Sus tratamientos, inspirados en el cacao, son el cierre perfecto regresar a la vida citadina, después de unos días de descanso en Mérida, el nuevo hotspot mexicano.
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