Pumpkin Spice Latte: como un camino en otoño
Se acerca el final del año y con él llegan el viento frío, los aires festivos y los ingredientes clave que conforman el imaginario colectivo de la época. Uno de ellos es la calabaza de castilla, fruto de la tierra y de grandes viajes.
POR: Mónica Isabel Pérez
Pocos frutos tienen el “carisma” —si es que le podemos llamar así— necesario para trascender en la cultura pop. Pero esa cucurbitácea anaranjada que todos relacionamos con el otoño, el Halloween y el Día de Muertos, vaya que lo ha conseguido. Pensemos, por ejemplo, en la Great Pumpkin de Charlie Brown o en sus apariciones en la ya clásica Nightmare Before Christmas. O en todas las series y películas en las que, antes de la noche de Halloween, decenas de personas tallan rostros a las calabazas para convertirlas en lámparas que no se ven en ningún otro momento del año.
Aunque esas son costumbres de tiempos recientes. Sobre todo, considerando que México se le consume desde hace siete mil años y no sólo en una temporada determinada. A la calabaza la utilizamos gran parte del año. La raíz, la pulpa, la flor y las semillas. Todo tiene un propósito en nuestra gastronomía. Las pepitas no solo son una botana, son un ingrediente clave en el pipián, con las flores hacemos sopas y quesadillas, la raíz se utiliza en la medicina herbolaria tradicional y con la pulpa se hacen postres, siendo la calabaza en tacha el más célebre de todos por prepararse en Día de Muertos para el disfrute de los vivos y para colocar en la ofrenda a los que ya nos han dejado.
Del Nuevo Mundo al Viejo y de regreso
La historia de este ingrediente tan casado con lo que esperamos cada otoño, es la historia de un gran viaje. Y es que el origen de las calabazas de castilla no tiene nada que ver con España, como haría suponer su nombre. Estas calabazas nacieron en Perú, aunque su domesticación se llevó a cabo en México. De aquí fueron llevadas al Viejo Mundo, donde fue natural incorporarla a las recetas de las tartas. De ahí que, varios años después, las calabazas hicieran un viaje de vuelta a América para convertirse en uno de los elementos principales de la cocina regional y donde no puede faltar el pay de calabaza que, en sí mismo, también tiene una gran historia. Para realizar este postre es necesario hacer una combinación de especias que lleva por nombre pumpkin spice y que suele elaborarse con canela molida, clavo, jengibre y nuez moscada. Esto es la globalización en pleno: un fruto mesoamericano preparado al estilo europeo con condimentos asiáticos. Las calabazas, podemos decirlo, representan las muchas travesías que ha hecho la humanidad y a lo largo de las cuales la gastronomía se ha vuelto cada vez más compleja y sofisticada. En resumen, gracias a todos esos intercambios culturales, en México no solo disfrutamos de nuestra tradicional calabaza en tacha, sino que también hemos adoptado el sabor cálido, dulce y ligeramente picante del pumpkin spice.
Lo más esperado de la temporada
Starbucks propone cada otoño una barra de bebidas con este condimento como protagonista. La variedad ha ido in crecendo. Ahora hay Pumpkin Spice Latte, Pumpkin Spice Latte Helado, Pumpkin Spice Frappuccino y Pumpkin Spice Cloud Macchiato.
Todos ellos, sólo por un tiempo limitado, por lo que es normal que cada vez que las hojas comienzan a caer, veamos que las filas de nuestra cafetería favorita se hacen más y más largas, pero hay que decirlo, vale la pena la espera para probar alguna versión (o todas) de esta bebida de temporada.
Beber un Pumpkin Spice Latte calientito mientras se disfruta de una buena lectura o una caminata, es una de nuestras actividades favoritas. Pero si el cambiante clima mexicano nos da una tarde cálida, recomendamos pedir el Pumpkin Spice Frappuccino. Eso sí, con un toque de crema batida porque a veces merecemos un poquito de deliciosa autoindulgencia.
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