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El futuro de la aviación

La tecnología aeronáutica apunta a los combustibles alternativos.

POR: Redacción Travesías

Pocas industrias tienen un gran impacto en el turismo como la aviación, finalmente, las rutas aéreas son pieza clave en el desarrollo de los destinos, pero en un mundo donde un 5% del cambio climático es provocado por la aviación, ¿cómo imaginarse el futuro?

Aunque muchos piensan que más rápido y más grande son las dos constancias que marcan el rumbo de la industria, hoy la norma es buscar más eficiencia. El reto no es llegar más lejos ni ser más veloz, sino llegar mejor y sin dañar al planeta. En el Customer Experience Center de Boeing, en Renton, queda como recuerdo un modelo del Boeing Sonic Cruiser. El proyecto de un avión transónico se presentó en 2001 y fue cancelado apenas un año después, siguiéndole los pasos al extinto Concord. A partir de entonces, Boeing puso todos sus esfuerzos en el B787 Dreamliner, uno de los primeros aviones en reducir significativamente el gasto de combustible. Unos años más adelante, Airbus haría lo propio con su A350.

Los aviones actualmente están fabricados con materiales compuestos que son mucho más ligeros y sus diseños aerodinámicos ayudan a hacer más eficiente el gasto de combustible, sin embargo, se calcula que cerca del 50% de la energía se desperdicia por falta de eficiencia en los sistemas. Entonces, ¿dónde está el futuro de la aeronáutica?

Pensando en el ideal, nada sería mejor que un transporte aéreo que no tuviera emisiones. Y de hecho existe. Solar Impulse es un prototipo creado por Bertrand Piccard y André Borschberg, quienes ya consiguieron darle la vuelta al mundo sin usar una sola gota de combustible. Aunque replicar esta tecnología es todavía lejano, lo que prueba el Solar Impulse es que se puede “imaginar” otro futuro para la industria de la aviación.

En The Future by Airbus —el laboratorio de innovación del conglomerado europeo— se estudian no sólo prototipos y diseños (como la incorporación de diseños biónicos), sino también estrategias que podrían hacer más eficiente la industria. Las Express Skyways, por ejemplo, serían rutas aéreas seleccionadas por las mismas aeronaves, buscando el camino más amigable en cuanto a condiciones atmosféricas por las que los aviones podrían volar en formación, haciendo más eficiente el consumo de combustible. Los aviones recorrerían los cielos volando en grupos, imitando formaciones de aves.

En Boeing, en cambio, han establecido un proyecto de investigación de energía biosostenible con el apoyo de Etihad, Honeywell y el Masdar Institue en Abu Dabi.

Pero el mercado apunta hacia otro lado. Boeing produce cada día casi dos B737, el avión de medio alcance más utilizado del mundo, que cubre rutas cortas y medias. Desde su salida al mercado, en 1967, se han fabricado 9 486 de estos aviones. Con un promedio de 150 pasajeros por viaje, un B737 satisface a una demanda que exige muchas frecuencias de una misma ruta, o dicho en otras palabras, 25 vuelos al día entre Ciudad de México y Guadalajara. Pero hay otra forma de hacerlo. En lugar de tener muchas frecuencias (que se cubren con aviones pequeños y no completamente llenos) es posible ofrecer solamente tres rutas al día, en aviones de fuselaje ancho, como el A380 o el B747 que, configurados en una sola clase, podrían volar hasta 853 pasajeros. Sí, el gasto de combustible de un A380 es mucho mayor al de un A320 o B737, pero se requerirían sólo dos o tres viajes para cubrir la demanda.

Una vez más, el futuro está en manos del consumidor. No habrá cambios mientras los consumidores no seamos más conscientes del impacto ecológico y mientras no exijamos a las aerolíneas alternativas más responsables.

 
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