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Escape a Guanajuato

Un recorrido a bordo de la Envision de Buick.

POR: Redacción Travesías

Escapar unos días a Guanajuato… ese gran estado cercano a la Ciudad de México, donde sus localidades más emblemáticas conservan aires del pasado. Decidimos tomarnos una semana completa de descanso para trasladarnos en nuestra nueva Envision 2019 con asientos calefactables a explorar la región.

Mi Envision es perfecta para el trayecto, a veces caluroso, a veces templado. Las variaciones en el ambiente son casi imperceptibles con el uso del sistema de aire acondicionado, que crea un balance perfecto y nos permite dirigirnos a nuestro propio ritmo y temperatura.

Primero llegamos a Guanajuato, que en la época colonial fue la segunda ciudad más rica del país. La mina de plata La Valenciana, situada en las colinas que están al oeste, era la más profunda que se conocía en el mundo y la que producía mayor cantidad de plata en el siglo XVIII. Recorrer esta ciudad nos permitió dar un paseo por su pasado arquitectónico, que se percibe desde el empedrado que aún conservan sus calles, y que con el sistema de tracción de mi vehículo superamos sin problemas.

Visitamos la Plaza de la Paz, la principal de Guanajuato desde tiempos coloniales. El espacio cuenta con todos los elementos para una plaza de época: portales, actualmente conocidos como Arcos o pasaje Humboldt, una basílica, casas reales y una presidencia municipal. El teatro Juárez (a una cuadra de la plaza) fue otra visita imperdible. Se trata de una obra de 1872 rematada con esculturas de musas griegas. En su interior descansan esculturas de Dante, Mozart y Gretoy. Después dimos una vuelta por el Jardín Acacias, un parque que data de 1875 y se encuentra junto a la compuerta de la Presa de la Olla. En su diseño, llama la atención la distribución simétrica de sus calles y jardines, así como las sobrias columnas de cantera que flanquean las entradas.

Para comer, recurrimos a Truco 7, de gran tradición en la ciudad y especializado en cocina mexicana. Su decoración es muy singular entre antigüedades, carteles, fotografías y pinturas. Y para las compras, aprovechamos la cercanía a León, en menos de 25 minutos arribamos a los outlets ubicados en la entrada de la ciudad, para comprar decenas de modelos de zapatos. Pusimos el GPS con el sistema Buick Infoentretenimiento® con mapas 3D y reconocimiento de voz para guiarnos, y trazar así la mejor ruta.

Al tercer día emprendimos la ruta hacia Dolores Hidalgo para recorrer este destino en donde la historia es de nuevo el tema principal. Entre sus edificios históricos, como la Casa de Visitas —el edificio de 1786 donde se hospedaba Miguel Hidalgo antes de levantarse en armas y liberar a los presos de la cárcel— la iglesia de Dolores, el monumento al cura Hidalgo y su antigua residencia, Dolores, tiene rincones encantadores. Aquí fuimos a El Carruaje, el mejor restaurante de Dolores, que aunque no es de antología, se come bastante bien. Su especialidad son las carnes y el molcajete.

Llegó el momento de las compras. Fuimos a Talavera Castillo que ofrece jarrones, macetas, floreros y demás artefactos de talavera dolorense que es difícil no llevarse. Alrededor también hay tiendas, pero la mayor concentración está en las avenidas de los Héroes y José Alfredo Jiménez. La cajuela de mi Buick Envision es tan amplia que pudimos guardar todo lo que compramos y trasladarlo con seguridad.

Seguimos a Atotonilco, el camino fue sencillo, al activar el modo crucero en mi Buick Envision, con el que pude avanzar en calma, mientras el sistema de coalición frontal me alertó de posibles obstáculos en la vía. Este pueblo es famoso porque fue ahí donde, en 1810, Miguel Hidalgo tomó la imagen de la Virgen de Guadalupe a modo de estandarte. Su santuario es una joya arquitectónica muy poco común: además de la nave central de la iglesia, hay una docena de recintos —capillas y camarines— unidos entre sí, que forman un conglomerado eclesial.

En Atotonilco recorrimos el Museo de Bob & Jennifer Haas, que exhibe y conserva una impresionante colección de arte popular antiguo, propiedad de la familia, y la casa de Mónica Galera, una artista que retoma la tradición del trabajo en papel que se realiza en la zona, para elaborar piezas consideradas verdaderas obras de arte.

Dos días fueron suficientes, y seguimos a San Miguel de Allende, ciudad conocida por su belleza arquitectónica y que ofrece al visitante múltiples opciones, desde la clásica visita romántica que incluye un paseo a caballo y caminatas por sus empedradas calles virreinales y galerías de arte hasta sus inusitadas noches de jazz y ciclos de cine al aire libre. Nos estacionamos muy cerca del Jardín Central, con el apoyo de la cámara de visión trasera con display en la pantalla táctil, que me permite estacionarme sin ningún inconveniente. Y caminamos hacia la plaza, donde es posible sentarse a ver pasar a todo San Miguel y disfrutar de los músicos que ahí se congregan.

Hacia la tarde dimos una vuelta por la iglesia de San Miguel Arcángel, pero decidimos ir a comer a La Capilla con una excelente cocina que incluye salsas exóticas y platillos preparados con camarón y codornices. Y así, en una semana perfecta recorrimos uno de los estados más maravilloso de nuestro país.

 

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